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Blog de STEPIEN Y BARNO – publicación digital sobre arquitectura
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POR UN URBANISMO INCLUSIVO, DE GÉNERO Y GENERACIÓN.

 

 

Siguiendo con la reflexión de nuestro post, Apostando por una ciudad  “destrumanizada”, hoy queremos volver a incidir en aspectos menos tangibles de nuestras ciudades pero que, cada vez estamos más convencidos, son los que hacen que aumente su calidad de vida.

Por ello, pondremos encima de la mesa la importancia del tiempo, las transformaciones urbanas o  la identidad. ¡Esperemos que os guste!

 

No cabe duda que cada ciudad es diferente, tiene su propio carácter, atmósfera y sus propias leyes de habitarla. Es un particular escenario para las vidas de los habitantes y visitantes (cambiante a lo largo del día, año y época). Las ciudades se transforman influidas, como mayoría de las cosas, por el tiempo que refuerza algunos de sus factores y destruye otros. Así surge tanto el desarrollo urbano como los problemas que podemos tener con las zonas obsoletas urbanística, energética y socialmente hablando.

 

Tokio es, quizás, una de las ciudades  tiene fama como ciudad en una constante transformación donde además convive lo tradicional con lo moderno

Autor fotografía: Edorta Subijana

 

1_ CIUDADES PARA TOD@S

Además de estar expuestas a las transformaciones en función del tiempo, las urbes son también cambiantes en espacio. Como subraya Kevin Lynch, la ciudad es una construcción espacial. Pero teniendo en cuenta su escala, esta característica de la ciudad solo se puede percibir en el curso de largos lapsos de tiempo.

Desde allí, podemos sacar la conclusión de que el diseño urbano es un arte temporal que se capta a través de las secuencias de impulsos acústicos, visuales e incluso olfativos, que llegan al paseante. Todos ellos construyen la particularidad de la identidad de cada ciudad, haciéndonos llegar una imagen bien diferente y, de esta manera, se crean las relaciones: lugares – personas y, en consecuencia, las ínter-influencias.

Una ciudad segura y que piense en tod@s sus ciudadan@s, es posible y necesaria. Sin embargo la ciudad, tradicionalmente, ha formado parte de un pensamiento patriarcal que favorece el movimiento por la misma de un hombre, a ser posible montando en un coche.

Esto ocurre en la mayoría de nuestras ciudades y ha de ser cambiado por una mirada que de su lugar a sectores más “vulnerables”, como l@s niñ@s, la mujer, l@s más mayores o personas con minusvalías. Hasta que no tengamos una ciudad en la que los protagonistas sean lo que hasta ahora han sido los actores secundarios, habrá un gran trabajo por hacer.

Como bien apunta Virginia Navarro,

“(…) La infancia de la humanidad se enfrenta a dos cosas que no ha tenido nunca: juego libre no supervisado, libre totalmente, ir a la calle, salir por el barrio, mis padres saber que estoy allí pero no están a mi lado.

El niño de hoy o tiene un playground para jugar o no tiene nada.  Un espacio con vallas, y no hay nada más, no puedes salir a otro sitio. Ni siquiera lo que hay está bien, los patios de juego.

El vaciado, como todos son iguales no me identifico con ninguno, no tengo identidad con eso, esa repetición de bloques, de espacios de juego, hace que eso sea así.

La política de infancia y participación infantil deben ir acompañadas de políticas de movilidad, donde los coches no sean lo más importante

Que el niño participe, pero que el adulto cambie.

Que el niño participe tiene un factor muy interesante y es que nunca son movidos por un tema económico o político. Esa autenticidad le da un valor añadido. El niño no va a demandar algo porque vaya a beneficiarlo más allá del disfrute y mejora del espacio, lo que lo convierte en un parámetro muy valioso.” (Acceder al post).

 

 

Las Ramblas de Barcelona. Un lugar donde es tan importante espacio público y arquitectura como los elementos de pequeño comercio o los artistas callejeros.

Fuente imagen: http://2.bp.blogspot.com/

 

2_ LA CIUDAD QUE NO SE VE.

El esqueleto de la urbe se mantiene durante un tiempo muy prolongado convirtiéndose en la memoria del lugar más afincada, pero también son los instantes los que forman parte de esta imagen de los lugares que realmente crean lazos dentro de la ciudad.

“Todo ciudadano tiene largos vínculos con una u otra parte de su ciudad, y su imagen está embebida de recuerdos y significados. Los elementos móviles de una ciudad son tan importantes como las partes fijas. No somos tan solo observadores de este espectáculo, sino que también somos parte de él, y compartimos el escenario con los demás participantes.”

 

Desde esta reflexión Kevin Lynch pasa a remarcar la mala calidad o descuido de estas relaciones e imágenes relacionadas con ellas. Comenta, que es casi imposible encontrar una urbe americana que sobrepase la dimensión de una aldea y que sea, en toda ella, de buena calidad. Las grandes ciudades, sí, tienen partes cuidadas y atrayentes, pero también unas zonas muy extensas de nivel más que mediocre

 

Pero si trasladamos la mirada hacia ciudades más cercanas, veremos que existen demasiadas zonas la mala calidad, que a menudo tienen que ver con lo que Rem Koolhaas llamó “espacio basura” definiendo este concepto como “el residuo que la humanidad deja sobre el planeta”.

El holandés apunta, que deberíamos identificar el producto construido del movimiento moderno no con sus buenas intenciones y planteamientos, sino con lo que se creó después, distorsionando estos conceptos iniciales y construyendo edificios y barrios deshumanizados.

Pero los espacios de los que habla, no solamente tienen que ver con la calidad, sino también con la cantidad, ya que hemos construido en el último siglo más construcciones que todas las generaciones anteriores.

Seguramente, no pasaremos a la historia como grandes constructores o arquitectos y, a buen seguro, nadie va a comparar nuestros edificios con las pirámides egipcias o templos griegos. Nuestros espacios son en una parte muy grande “no-lugares”, fruto de la sociedad de consumo en la que vivimos.

 

3_ EL TESORO DEL ESPACIO PÚBLICO.

El tema del espacio público y cómo se trata debiera ser prioritario en las políticas urbanas. Tener claro que la privatización del mismo es algo peligroso, debiera ser un primer paso para parar miles de iniciativas que venden la calle y las plazas al mejor postor.

Christoph Ingenhoven apunta:

Si bien las calles y las plazas principales siguen teniendo significado para el ciudadano, y cualquier habitante de la ciudad se puede referir a ellas y reconocerse en esos lugares, con la ampliación de los bordes de la ciudad la experiencia ha ido disolviéndose. (…) los espacios públicos de la periferia están construidos en sitios sin historia, con terrenos de raras geometrías, techos de autopistas y dimensiones inapropiadas. Pero eran sitios que habían sido dejados de lado y ahora se han convertido en hechos fundacionales: los de fabricar una arquitectura de relleno que pueda ser usada por todos. Ya no parques, sino patios urbanos”.

 

Precisamente, estos espacios basura están ocupando inmensas partes de las ciudades contemporáneas.

Por lo tanto, la periferia cobra cada vez más importancia, quitándosela a los centros que sufren una fuerte “des-densificación” debida al envejecimiento y descuido del tejido urbano existente.

¡!Ahhh!! Y si nos ponemos a hablar de cómo las ciudades, más allá de la ya vieja gentrificación, se van vaciando de sus lugareños para convertir sus antiguas casas en mini alojamientos turísticos la cosa se complica.

Pero, este tema lo dejamos para siguientes post.

La Ciudad Dónut por excelencia es Houston. En los años 60 su downtown fue abandonado en favor de los suburbios y progresivamente demolido ocupando los solares con aparcamientos.

Fuente: http://www.atributosurbanos.es

 

Por lo tanto, la simultánea concentración de la actividad urbana en los cinturones de circunvalación viaria y la paralela desaparición física de todo lo que queda en el centro, lleva a las urbes a convertirse en el modelo  llamado por Carlos García Vázquez: la ciudad-donut.

Esta idea nos parece sumamente esclarecedora para entender cómo son realmente nuestras ciudades, ya que, como indica el mismo autor, la clave está en “aprender a mirar la ciudad”  y desde ahí, ver los pequeños relatos que “separan y unen sensibilidades diversas” bajo cuatro visiones bien diferentes: la culturalista, la sociológica/económica, la organicista y la técnica.

 

Post publicado originalmente en la Plataforma de La Ciudad Viva.

 

Autores del post: Stepienybarno _ Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó

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Lectura recomendada:

APOSTANDO POR UNA CIUDAD  “DESTRUMANIZADA”.

 

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