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Blog de STEPIEN Y BARNO – publicación digital sobre arquitectura
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¿CÓMO VES LA FORMACIÓN DE ARQUITECTO EN LAS ESCUELAS DE ARQUITECTURA?

escuelas de arquitectura _ Stepienybarno jose maria echarte carles camara maria garcia 350

Con la entrada de hoy empezamos una nueva sección dentro de nuestra publicación digital de arquitectura. Se trata de una serie de post de carácter colaborativo que nacen con la ilusión de fomentar el debate y la participación dentro de nuestro mundo arquitectónico.

Por ello, cada lunes, lanzaremos una pregunta al vuelo, con la particularidad de que, previamente, algunos compañeros habrán dado sus punto de vista sobre el tema. De esta forma, pretendemos facilitar el diálogo, al tener una serie de puntos de partida sobre los que reflexionar.

Las preguntas se irán exponiendo, con suficiente antelación, en el grupo de Facebook: DEBATE Y REFLEXIÓN ARQUITECTONICA. Por lo que, si alguno de vosotros tiene interés en participar en él, no tiene más que solicitar su incorporación en el mismo.

Por ello, quisiéramos mostrar, nuevamente, nuestro agradecimiento a Carlos Cámara, María García y José María Echarte que son los encargados de abrir fuego en el día de hoy.

Así que, sin más preámbulos, vamos al grano con la pregunta!

¿CÓMO VES LA FORMACIÓN DE ARQUITECTO EN LAS ESCUELAS DE ARQUITECTURA?

RESPUESTA 1 _ Autor: Carlos Cámara (1)

En un contexto cambiante y convulso como el que está viviendo la arquitectura en estos momentos, son muchas las voces que postulan que la enseñanza universitaria de la arquitectura debería cambiar para adaptarse. Por un lado, está la eterna discusión respecto a cómo adaptar la situación específica española al contexto del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) que hace que en estos momentos coexistan hasta cuatro planes de estudios diferentes en las distintas escuelas de arquitectura españolas. Protección de competencias y movilidad internacional son los argumentos utilizados por detractores y defensores de los nuevos planes de estudios. Por otro, están aquellos quienes denuncian un alejamiento entre la educación universitaria y la realidad profesional. Así, cuestionan la enorme centralidad de las asignaturas de proyectos y reivindican una enseñanza de nuevas salidas profesionales, argumentando que la crisis del sector de la construcción ha hecho que sean pocos quienes puedan construir y que el sector debe replantearse ya desde las propias escuelas. Por último están quienes cuestionan la necesidad de que existan más de 30 facultades de arquitectura en España (muchas de ellas con menos de 10 años de antigüedad).

No seré yo quien justifique una enseñanza tradicional de la arquitectura, pues estoy convencido de ésta adolece de carencias importantes como el fomento de la competitividad en lugar de favorecer la colaboración (algo muy habitual en nuestros días), la falta de explicación de salidas profesionales, la ausencia de pensamiento crítico o una formación instrumental de las herramientas informáticas. Todo ello se traduce en una visión muy reducida y sesgada de la realidad arquitectónica que parece centrarse únicamente en la figura del arquitecto liberal que monta su propia oficina con un socio y se dedican a hacer concursos. Además, se da la paradoja de que en ningún caso se forma en aspectos legales o empresariales y eso significa a su vez que los pocos que pueden optar por esta salida profesional lo hacen en unas condiciones precarias y desprotegidos respecto a la realidad del mercado laboral que acarrean nuevos problemas.

Sin embargo, estoy lejos de defender una reestructuración total de los planes de estudio pues entiendo que esto debe ser algo reflexionado y fruto de un periodo de estabilización que no tenemos en estos momentos. Hacerlo ahora podría ser contraproducente pues resulta fácil caer en la demagogia o el buenismo más inocente.

Soy más partidario de hacer gala de la máxima “Pensar globalmente, actuar localmente” manteniendo aquellos aspectos positivos de nuestra enseñanza y poniendo énfasis en los pequeños cambios en el enfoque y metodología que podemos hacer los profesores desde nuestras respectivas asignaturas teniendo muy claro el contexto global de la realidad.

La vida nos ofrece numerosos ejemplos de grandes transformaciones producidas por pequeñas acciones, ¿por qué iba a ser diferente la enseñanza?

RESPUESTA 2 _ Autor: María García (2)

Creo que la componente técnica de la formación del arquitecto en España a lo largo de la historia ha sido positiva ya que no es considerado solo un artista.
Con esto me refiero a que siempre ha tenido una formación más o menos completa. Hay componentes de construcción, estructuras, instalaciones, etc, que nos hacen ver la profesión, como un hacer multidisciplinar y nos capacitan para integrarnos en un equipo complejo y enriquecedor que generalmente es necesario para producir arquitectura y así debería haberse mantenido.
Ahora, con Bolonia, está siendo todo un poco mas complicado. Con la adaptación de los planes antiguos, cada escuela busca una identidad particular y propia. Y como siempre los más perjudicados somos los que estamos formándonos. Parece que existe una tendencia que viene de fuera de nuestras fronteras sobre la superespecialización inmediata y vamos a ver quien es el fetiche más molón. Sin embargo, en mi opinión, creo que eso debería ser una opción personal después de terminar la carrera, con una visión global de las múltiples facetas de la disciplina.

Hoy, mi opinión sobre la formación en las escuelas no es muy positiva, pero tampoco hay mucho espacio para enredarme y cada uno vive y tiene una serie de experiencias. ¿Quizás acabemos emigrando muchos a Brasil? ¿Por qué no!? La mayoría de mis amigos ha salido a buscarse la vida (esto no lo veo como algo negativo).
Lo que quiero decir, y ya concluyo aunque podría escribir un libro, es que un formador motivado, ya sea un profesor, un compañero, un internauta que escribe en un blog, alguien que anima a una estudiante a escribir unas palabras en un debate, gente que es capaz de transmitir interés, sonrisas, inquietudes, ganas de trabajar, un poco de locura…
El que transmite pasión y es capaz de motivar porque esta carrera o profesión es bonita y apasionante, es un buen formador.

RESPUESTA 3 _ Autor: José María Echarte (3)

¿Cómo es la educación del arquitecto en España? Deficitaria. Muy deficitaria. Y desenfocada. Muy desenfocada. [Vaya por delante que pienso que si el arquitecto español suele ser un tipo eficiente no es tanto por el sistema que lo ha formado como por su capacidad de sobrevivir a él, apañándoselas como un jabato.  Y vaya por delante también que hablo en conceptos generales, y no de los magníficos (aunque escasos) profesores que he (han) tenido]

Dejaremos de lado cuestiones básicas que son más de intendencia: Entre ellas que existen 32 escuelas de arquitectura por (es un ejemplo malintencionado) solo 8 de ingeniería de caminos. O el asunto, no menos importante, de que esas 32 escuelas producen 32 arquitectos diferentes porque ni siquiera han sido capaces (esto en una profesión que suele quejarse de la ingente cantidad de normativa y de la burocracia repetitiva) de establecer un plan de estudios único.

Dejemos, repito, de lado estas cuestiones, que no son en absoluto baladíes y pasemos a lo que tienen (tristemente) en común esos 32 modelos. No es viable pretender que una escuela de arquitectura sea una escuela de genios. Mucho menos que sea una escuela de genios que den placer, solaz y regusto a determinadas camarillas, más pendientes de validar sus propios supuestos, que de enseñar a un alumnado al que se utiliza, frecuentemente, como carne de cañón experimental de absurdeces sin sentido.

En una espiral sin freno ninguno -que ha discurrido paralela al distanciamiento de la realidad de arquiestrellas, critica y medios-, proyectos se ha convertido en “especulación irresponsable”, y el predominio de algunos -mal llamados- laboratorios ha eclipsado hasta el olvido las asignaturas técnicas. Recuerda uno las palabras de Antonio Chenel, Antoñete, (se sea o no taurino, antitaurino o medio centro la metáfora es valida) cuando decía que se puede o no tener el día frente al toro, pero que la técnica no puede fallar nunca. Pues oigan, con las mismas; educativamente hablando, resulta absolutamente descerebrado que hayamos reducido voluntariamente tantísimo nuestro ámbito de actuación. Que no hayamos ofrecido la opción de una especialización (con base generalista) que permitiera la diversificación del mercado. Ahora, quizá sea tarde. Tarde para descubrir que la sociedad no tiene trabajo para 50.000 arquitectos (Mas otros 70.000 en las escuelas) haciendo todos lo mismo. Y menos para 50.000 genios.

Se habla mucho de refundar esta profesión. Permítanme la desconfianza. No me creo nada. O me lo creería más si se empezara por donde se debe. Por el principio. Por las escuelas. Por decir la verdad. Por no generar futuros “genios frustrados”. Por perseguir a quienes emplean las aulas como centro de reclutamiento de mano de obra gratuita. Por devolver una muy necesaria seriedad técnica a nuestra educación. Fíjense, me bastaría con que un alumno supiera, al acabar, cómo se proyecta algo, cómo se construye, cómo se presupuesta y cómo se paga. Aunque fuera una castaña ¿saben por qué? Porque lo que hacemos en las escuelas suele ser una castaña. Hay quien ha montado su vida sobre un fin de carrera glorioso, y me parece muy bien, pero me parece el ejemplo perfecto de que mientras los arquitectos jugamos a toreo de salón con nuestra educación y nuestra formación, hay quienes se ponen delante del toro y nos dan sopas con onda; no solo en las tardes de gloria, sino hasta en las malas.

(1) Arquitecto, entusiasta, emprendedor y, todavía, idealista. Me he ido especializando en lo que me apasiona: la difusión y comunicación, las TIC y el software libre, casi siempre orientados hacia temas arquitectónicos. Actualmente soy profesor en la ETSA de la Universidad San Jorge y estudiante del máster universitario de Sociedad de la Información y el Conocimiento.

(2) Me llamo Maria, tengo que decir que es la primera vez que escribo. Por circunstancias de la vida aun sigo estudiando la carrera de arquitectura cuando tenía que haberla terminado hace ya unos años pero aún no he tirado la toalla. La última frase que escuche que me llegó al alma fue que «a los 30 ya no se es creativo; así que, señores y señoritas….dejen todo lo que están haciendo y dedíquense a otra cosa».
Me ha encantado descubrir a stepienybarno, y otros tantos del entorno, porque creo que con diplomacia y simpatía motivan a cualquier persona que navegue por sus dominios.

(3) José Maria Echarte es Arquitecto por la ETSAM desde 2002. Desde entonces ha trabajado en muchas cosas entre ellas, y como arquitecto, en la administración, para la administración, contra la administración, sobre y tras la administración. Y otras preposiciones que no vienen al caso.

Junto a Maria Granados y Juan Pablo Yakubiuk edita n+1 blog de arquitectura y critica.

* Este artículo ha sido escrito con carácter divulgativo y sin ningún tipo de ánimo de lucro. Así que si te apetece compartirlo en cualquier otro medio, estaremos encantados de que lo hagas siempre y cuando cites el lugar donde lo has encontrado.

Autores de la entrada: Stepienybarno

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* Stepienybarno está formado por Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó y desde mayo del 2009 estamos en la red con  la presente publicación digital (Blog) de arquitectura.

Nuestra actividad se sustenta en tres pilares básicos: la investigación, la publicación y la redacción de proyectos de arquitectura.

A su vez, somos socios cofundadores de SINERGIA SOSTENIBLE y redactores de LA CIUDAD VIVA.

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18 COMENTARIOS
  1. Jorge Espinel Albornoz

    Saludos.
    Soy profesor de arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Los felicito por haber planteado este debate.
    Quisiera extenderlo a las facultades de arquitectura en Colombia, y en particular, iniciar un debate adicional sobre el tema de cómo debe ser el ciclo inicial de la carrera.
    Podría hacer eso a través de Uds., o podría usar el mismo formato para montar un blog similar? Ante todo, quiero respetar la iniciativa que Uds. han tomado. Si estan de acuerdo con la segunda alternativa, me pueden dar alguna indicación inicial respecto a como proceder?
    Mil gracias.

    Jorge Espinel

  2. Paisaje Transversal

    Muchas gracias a Stepien y Barno por esta maravillosa iniciativa.

    Tal y como apunta Tomás Fernández, nosotras también consideramos que el actual panorama académico de la arquitectura está absolutamente alejado de la realidad. Hoy en día en las escuelas de arquitectura se siguen patrones que hacen referencia al mito del arquitecto y épocas preteritas que ya no volverán.

    Se nos enseña hacer fantásticos proyecto y presentaciones de proyecto con las que impresionar a los jurados de los concursos, pero no nos enseñan a enfrentarnos a los problemas del día a día de la profesión de arqutectura. Como si todos estuviésemos destinados a ser arquitectos estrella. Pero eso ya no es posible, y posiblemente tampoco sea posible sobrevivir exclusivamente a través de la edificación. Hay que redefinir l

    Lamentablemente en las escuelas hay mucha estética y poca ética.

    Sobre este y otros temas relacionados hablamos ayer con Lorenzo Barnó y Juanjo López de la Cruz en el programa Julia en la onda de Onda Cero. Podéis escucharlo aquí, esperamos que os resulte interesante.

    http://paisajetransversal.blogspot.com/2012/01/paisaje-transversal-en-el-programa.html

    PAISAJE TRANSVERSAL
    http://www.paisajetransversal.org
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  3. Mar

    De acuerdo con la fusión técnica-arte siempre que la creatividad se entienda como en el maravilloso Redes 89 de ayer. La forzada separación entre técnicos y artistas que se presenta en las escuelas como 2 únicos caminos es una gran mentira. Si uno puede ser un artista horneando panes también puede ser un artista realizando detalles constructivos o estructuras. Punset debería pasarse por las escuelas de arquitectura de este país a agitarlas, desencajonarlas y quitarles las orejeras.

  4. StepienyBarno

    Lo primero de todo, quisiéramos agradeceros a todos vuestra participación y la implicación que habéis tenido ante la pregunta que os hemos formulado. Un placer comprobar que post colaborativos son posibles y, además, gracias a vuestro entusiasmo se puede organizar un debate, en la red, en el que prime la educación, la escucha y la coherencia en las respuestas.
    Muchos temas son los que habéis tocado; a nosotros, también, nos preocupa lo lejana que parece estar la escuela de la “vida real”. Aun así, creemos que no es imposible que se acorte esta distancia; de hecho, ya se están haciendo esfuerzos en este sentido y a buen seguro que se extenderán por otras universidades.

    Pero hay otro tema que nos preocupa, igualmente, y que no vemos que nuestras aulas se estén poniendo las pilas para atajarlo. Y este no es otro, que aprovechar el potencial que nos pone encima de la mesa internet, las nuevas tecnologías y, en especial, las redes sociales para mejorar nuestro sistema educativo arquiectonico. Creemos que, como bien dice Rufino, cada vez se ha de confiar más en la “autoformación” de cada alumno, pero para ello necesitamos que la “nueva era digital” se incorpore en las estructuras de nuestras universidades.
    Aquí hay un gran trabajo por hacer; no es caro, ni supone riesgos, pero hay que dar el primer paso y éste siempre es el que más cuesta.

  5. Rufino J. Hernández

    Estimados Agnieska y Lorenzo,
    Compartiendo la mayor parte de las apreciaciones que se hacen en la discusión comencé a redactar una aportación relacionada con el desastre del esquema formativo español y las vías de salida. Pero la aportación de Domenico me ha hecho observar el desenfoque de la discusión y optar por una línea que considero más fértil.
    Es obvio que se tiene que modificar el marco regulatorio, que la organización colegial existente tiene que dar paso a una nueva estructura de relaciones profesionales, que nuestras escuelas han de convertirse en motores del cambio sociocultural urbano y que los profesores de arquitectura deben preocuparse del futuro de sus alumnos en lugar retrasladarles obsesiones o utilizarlos para el engorde del prestigio propio…

    Pero el cambio fundamental y necesario es del alumno y es personal. No hay duda que es más fácil obtener la excelencia en un entorno favorable; sin embargo, el triunfo ha dependido siempre del esfuerzo personal.
    La universidad española era quizás la más fértil del mundo al final del siglo XIX y puede volver a ser relevante; pero formando parte de un espacio europeo que proporcione las condiciones del poder económico del imperio desaparecido. Porque no nos engañemos, la universidad moderna (desde Humbold a esta parte) está estrechamente vinculada al desarrollo económico; no solo en los ámbitos científicos y tecnológicos, sino también en los humanísticos, sociales y artísticos.

    Cuando se habla del EEES, se discute sobre su vinculación con la economía y se omite su verdadera revolución, que es centrar la formación en el propio alumno, constituirlo en su primer agente formador y organizar toda la docencia en torno a su autoformación, enfocada para que consiga los objetivos que él se imponga en el camino hacia una meta personal propia. Así se entiende que una de las principales herramientas del EEES, que se pretende reforzar, sean los programas de movilidad que permiten a los alumnos conocer y experimentar realidades diferentes y relaciones de entorno ampliado con que forjar su camino.
    Tenemos la impresión de que los programas de movilidad rara vez proporcionan a los alumnos más conocimiento que el adquirible en el centro de origen, que son una suerte de vacaciones didácticas, pero está constatado que los alumnos que los utilizan alcanzan mayor éxito y con frecuencia la excelencia.
    El éxito personal y colectivo universitarios no depende ya tanto de la calidad del sistema español, ni del plan de estudios, ni de los docentes, claramente deseables, sino de la actitud propia del alumno, que debe ser consciente de las oportunidades que se muestran en su entorno y debe acostumbrarse a moverse, a elegir y a constituirse en motor activo, aunque quizás silencioso de la evolución del sistema.

    Este tema, tratado hasta la saciedad, sigue teniendo la pujanza de lo importante. Por ello, es de agradecer que hayáis hecho el esfuerzo de plantearlo y buscar un buen formato de discusión. Un aplauso

    Rufino Hernández

  6. Teo

    Quizá el problema de fondo es: ¿no sobramos tantos arquitectos en este país? ¿Tiene sentido seguir formando a tantos arquitectos para que vayan directamente al paro tras seis años de estudios? ¿Se puede permitir esta sociedad, y cada una de las familias, semejante despilfarro de inteligencia y de dinero?

  7. Daniel -CCAD

    Kikeconk, no pasa nada! Defiendo ambas facetas, pero en equilibrio. En caso de preferir la primacía de una sobre otra, hoy por hoy, prefiero más arte y menos técnica, pero nunca la ausencia absoluta de ninguna…

    pero volvamos al tema… ^__^

  8. Kikeconk

    Daniel, leo habitualmente tanto nmasuno como CCAD, por eso me atreví a hablar de memoria y creía recordar que habías reivindicado tu condición de técnico del mismo modo que ellos, por favor discúlpame.

  9. Daniel -CCAD

    Sólo quería apuntar, tras lo dicho por Kikeconk, que precisamente la distinción técnico-artista sea el punto donde más difiero con José María Echarte de N+1. Intento incidir siempre en ambas partes por igual, ya que lo que creo es que debe haber un equilibrio entre ambas.
    También he comentado, alguna vez, que considero que la Universidad debería ser una formación profesional de alto nivel; es decir, que no sólo se enseñe la técnica, sino que también intente enseñarnos a ser Manolete.

  10. Miguel Ángel Díaz Camacho

    Mis felicitaciones a Stepienybarno por fomentar un debate tan interesante como complejo.

    Para dar respuesta a la pregunta planteada es necesario, en primer lugar, establecer las competencias del arquitecto contemporáneo, para realizar posteriormente un análisis sobre la adecuación o desfase del proceso formativo en las escuelas de arquitectura: establecer los «fines» para analizar los «medios».

    Un ejercicio de introspección disciplinar de esta naturaleza debe abordarse, sin ambages, desde la máxima diversidad de enfoques y perspectivas: al margen de cualquier academia y/o institución, el colectivo de arquitectos y alumnos de arquitectura, directamente implicados, pero también la sociedad en su conjunto, entre todos, debemos explorar, reconocer y registrar las nuevas competencias del arquitecto como profesional.

    Parece evidente que la capacidad operativa «firmar proyectos singulares de nueva planta» no figura en primer lugar entre nuestras prioridades; pero entonces, ¿cuáles son éstas? La respuesta no es sencilla, ni homogénea ni mucho menos unánime: cada escuela contiene en su interior un número de ‘escuelas’ proporcional a su personal docente, aunque las más atractivas e interesantes sean aquellas «intervenidas» de alguna manera por los propios alumnos. ¿Entonces?

    Entonces la reflexión y la transformación, como decíamos hace poco (y perdón por la reiteración), empiezan por uno mismo, produciendo posteriormente «los pequeños cambios» que propone con sensatez Carlos Cámara. Sin duda, la creación de foros como éste supone un estímulo al primer paso, un poderoso incentivo tanto para la introspección personal como para el aprendizaje colaborativo: gracias Carlos, María, Echarte y a todos los que han firmado y firmarán otros comentarios.

  11. Kikeconk

    Ojalá fructifique esta iniciativa y los arquitectos hablemos y debatamos, desde el respeto pero sin ese pudor que nos da criticar cara a cara, felicidades.
    Sobre el tema, aun estando de acuerdo con mucho de lo que hasta ahora, se ha dicho creo que el fondo de la cuestión es otro. ¿Qué es la Universidad? ¿es una suerte de Formación Profesional VIP o una institución al servicio de la sociedad? Yo diría que las Escuelas de Arquitectura no existen para que yo pueda firmar (y cobrar) proyectos de urbanismo o de edificación, sino para que la sociedad tenga mejores ciudades, viviendas, edificios públicos, etc… Por tanto el objetivo de un estudiante universitario no debe ser estrictamente ejercer una profesión, sino obtener una formación. Los arquitectos proyectan, diseñan y opinan, escriben, debaten …

    Por supuesto, en el caso de las carreras técnicas esta formación debe incluir muchos aspectos, precisamente, técnicos; pero no el objetivo principal no es satisfacer la demanda de profesionales. Yo no pensaba así cuando estudiaba, pero sí ahora, padre de familia y titulado que nunca ha firmado.

    Tanto nmasuno como Daniel han reivindicado en ocasiones su carácter de «técnicos» por encima de artistas, y no soy quien para negárselo, faltaría más, pero la formación de un Arquitecto creo que no sólo debe incluir saber construir una vivienda, sino sentar las bases para pensar cómo deben ser las viviendas en el futuro; no sé si me explico, no hablo de escuelas de genios, ni de artistas, ni de visionarios, pero sí de alguien que vea más allá de las distribución y el armado de las vigas.

    Me estoy enrollando pero no me resisto a hablar de las ¡32 escuelas de Arquitectura!, en arquitecturapfc.es, poco a poco, vemos Fines de Carrera de diferentes escuelas que cuesta creer conduzcan a una misma capacitación. La idea de que cada una de ellas tenga independencia para dar lugar a un tipo de arquitecto diferente no suena mal, salvo porque 32 modelos para 45 millones de habitantes parece excesivo.
    Por último, ya es hora, estoy completamente de acuerdo con Daniel en la necesidad de la pasantía, no para la obtención del título, sino de la capacitación para firmar proyectos.

  12. Domenico Di Siena

    Antes de todos quiero felicitar a Stepienybarno por su capacidad de fovorecer y coordinar estos debates oportunos, muy necesarios.

    Volviendo al tema del post.

    Está claro que nos encontramos frente a un problema muy complejo y es por ello que me sorprende que parte del debate pueda referirse al numero de escuelas, su uniformidad o sus diferencias. Me sorprenden las referencias a planes de estudio viejos y nuevos.

    Nos encontramos en un cambio histórico, lo que está en crisis es toda universidad. Estoy convencido que las universidades son una de las grandes burbujas a punto de explotar.
    Las universidades deben antes de todo volver a encontrar su protagonismo en la sociedad, dejando de perseguir la formación y volviendo a ser motor de experimentación e investigación.

    Los arquitectos tendemos a sentirnos al centro del mundo, pero también es cierto que en España los arquitectos hemos sido uno de los engranajes principales de un sistema que ahora podemos definir de una forma casi unánime completamente equivocado.
    La universidad tiene parte de responsabilidad en todo lo que ha ocurrido porque ha decidido (con rarisimas excepciones) subirse al carro del espectacuto del prestigio, en lugar de fomentar y crear las condiciones para una conciencia social y profesional.

    Hasta la fecha hemos confundido la necesidad de conectar la universidad con la sociedad con la necesidad de crear profesionales con valor en el mercado. Es decir que en lugar de salir a la calle para juntarnos y ensuciarnos con la sociedad, hemos preferido crear profesionales que tienen valor (económico) solo una vez fuera de la universidad.

    Este es la razón principal por la que la universidad para de ser protagonista en la sociedad y se limita a perseguir simples reglas de mercado. Este es el mismo mecanismo que responde a la idea de que en la universidad los estudiantes van para recibir conocimiento que acumulan durante años y utilizan solo a continuación en el mundo profesional.

    El conocimiento está en todos lados. Ya no me creo la historieta de la universidad como lugar del conocimiento. La universidad debe volver a crear aquellas maravillosas condiciones que permiten a los jóvenes de experimentar juntos y hacer lo que nunca harían en otros sitios o momentos.

    Solo en contextos de este tipo posiblemente habríamos evitado que tantas escuelas y profesores se centraran tanto en la construcción……….. y sobre esto ya podríamos estar hablando para rato, pero ya me paro…..dds

  13. josemiguelhs

    Me interesa mucho el debate y las ideas que se pueden extraer de él, y como alumno del plan Bolonia quería aportar algo.
    Ya he escuchado a varios alumnos de últimos cursos, o arquitectos que salen de la escuela, y cuando se encuentran con la profesión real en la calle tienen que desaprender muchas cosas; bien porque no les sirven o no les parecen útiles.
    Creo que se debe si la escuela va por detrás de lo que necesita la sociedad, y no debería ser así. ¿Qué hace falta? ¿Arquitectos generalistas? ¿Arquitectos especialistas? ¿Arquitectos que sepan trabajar en un equipo transdisciplinar sin imponer su ego o sus ideas? Si no se sabe qué hace falta, al menos que se pueda elegir en la escuela hacia dónde quiero dirigir mi formación.

    No podemos cambiar los planes de estudio cada año, pero si que se podría crear dentro de las asignaturas algunas que fuesen más flexibles y se adaptasen. Como decía Antoñete, la técnica no puede fallar nunca, pero ¿sólo hace falta que conozcamos técnicas constructivas? conocimientos de sociología, psicología, administración de empresa, programación, etc… ¿No hay sitio para eso en los planes? Cada uno puede interesarse por estas cosas y buscar formación en la red, a través de congresos, charlas, seminarios; lo que conocemos como educación expandida. Pero a ver quién es capaz de llevar eso adelante, soportar la carga de trabajo que de por si tenemos en la carrera, y además disfrutar algo de la vida.

    Espero que en algún curso la asignatura taller de arquitectura pueda responder a alguna de estas necesidades, o al menos tener suerte y que algún grupo de profesores decida que hay cosas interesantes que aprender, aunque no estén en los planes.

  14. Daniel -CCAD

    No estoy seguro de que cada escuela «deba» tener su propio estilo, al menos no dentro de un mismo país (aunque esto supone entrar en terrenos pantanosos que son harina de otro costal), pero está claro que la profesión del arquitecto en España es diferente a la misma en países de nuestro entorno más inmediato, lo que ya nos da una especificidad que, sin embargo, no queda manifiesta en las aulas.

    Creo que este gran salto que hay en nuestro país entre lo académico y lo profesional se podría solucionar, fácilmente, con una especie de MIR o pasantía obligatoria para la obtención del título. Debería ser obligatoria también para los profesionales y administraciones la incorporación de estudiantes a la plantilla (ayudas, desgravaciones…). De este modo, quedaría cubierta la «mano de obra barata» de forma legal y controlada, el alumno podría elegir su perfil profesional (para quién sabe si cambiar de opinión sobre la marcha), y se crearía un continuo entre lo académico y lo profesional que sería muy positivo para todas las partes. Seis meses, a media jornada, con tests a cumplimentar tanto por alumno como por anfitrión. Quizá hasta ayudaría a sanear ciertas situaciones… (hoy me he levantado utópico).

    Sin duda, el sistema actual de escuelas esta abocado al desastre si no se ponen medios para completar la formación.

  15. Maria

    Algo que ha comentado Alexandre y que observo muchas veces es lo del prestigio, que aun no me queda muy claro su significado.
    Queda muy bonito y dará mucho nombre tener un póster en el que se organice un «evento» al cual va a acudir Pepito Pérez, pero resulta que a semejante personaje, le importa muy poco lo que ocurre a su alrededor; tan solo habla de si mismo, le encanta vender humo y a la hora de la verdad yo no sé como se dibuja una puerta…
    Como Pepito, hay muchos.

    Sonará a cuento de hadas, pero a mi me da mucha envidia cuando las generaciones que yo personalmente valoro y considero auténticas, que me cuentan como disfrutaban y también sufrían cuando estudiaban… Porque yo eso no lo he experimentado, ni creo que, a estas alturas de la película, lo vaya a experimentar, porque si no se fomenta el compañerismo y sí el sálvese quien pueda…. ¡¿qué van a transmitir?!
    Sonará, un poco, tonto pero aunque tenga que haber una cierta competitividad… Si no existe la educación previa y ellos mismos son como Dioses, es lo que aprendemos.

    Como también han dicho, fichar y salir.
    Para eso yo me quedo en mi casa; no era esto lo que yo me imaginaba.

  16. Alexandre Araújo

    Cuando en el año 1985 me fui a la Escuela de Porto, éramos 80 alumnos. En los años siguientes cerca de 60 al año, 15 para cada profesor. En esos tiempos como que vivíamos en la escuela, alquilábamos pequeñas salas donde trabajábamos juntos. A veces, los profesores te iban a visitar por la noche o a menudo les encontrabas en un café donde compartías charlas sobre todo lo que pasaba.
    Los profesores, aquellos que tenían proyectos, tenían pequeños despachos de 5 personas y les visitabas viendo a lo que hacían. Aún me acuerdo de Souto Moura llegar a la escuela y decir: esta acá Chipperfield, le voy a mostrar mis cosas, queréis ir con nosotros? Nos organizábamos e íbamos a ver las obras.
    En los años 90 me fui a Italia, al politécnico de Milán. Yo elegía los cursos y me presentaba al profesor y el me decía: te voy a dar un trabajo, “lee los cincos libros que he escrito”, al final te haré un examen sobre mis libros y se tienes dudas hablas con mis asistentes.
    Aun así, en ese Politécnico de Milán encontré a Giorgio Grassi que me dijo: “si quieres hacer mi curso, tienes que estar dos años conmigo, si no estás, no te quiero”. Estos fueron los dos mundos tan diferentes que me encontré mientras estudiaba. Dos escuelas diferentes, pero aun así claras en su definición.

    Con esta falsa globalización, las escuelas han perdido su especifidad, aquello que las hacia únicas. La diferencia entre las escuelas es una cuestión fundamental en el enseñar la arquitectura. Claro que los tiempos han cambiado, pero ahora se crean profesionales para el mercado (cumplir las cotas de la OCDE), convirtiéndose las escuelas en sistemas a donde sólo se busca validar unos conocimientos que el estudiante tendrá que tener y nada más.

    Hoy, en esta realidad, ¿se puede enseñar a la arquitectura? Qué vas a enseñar? Cómo se hace un muro doble con aislamiento? Los estudiantes lo que quieren es cumplir ese tiempo, como si fuera el servicio militar, e irse a hacer su vida.
    Los profesores están ahí porque les da prestigio; han perdido esa capacidad de comprometerse. Soy de los que aún piensa que la crisis es buena para las escuelas, porque hará que repiensen su proyecto educativo; que vuelvan a mirar a la arquitectura.

  17. Tomás Fernández

    Lo primero daros las gracias: Gracias por esta fantástica idea, que ojalá pueda ser muy productiva y de esta forma, granito a granito ir viendo como se transforman las distintas realidades que cada uno vivimos.

    Respondiendo a la cuestión lanzada y estando en gran medida de acuerdo con Carlos, María y José María, me gustaría poner el énfasis en la distorsión existente entre las diferentes escuelas de arquitectura (españolas) y la realidad laboral y profesional existente.
    Hace poco hablando entre compañeros comentábamos lo diferente de estudiar Arquitectura en la actualidad con respecto a las generaciones pasadas, como imagen se me quedo impregnada una excursión de hace unos cuantos años ya en la que en el autobús iban Corrales y Molezún, Fisac, Sainz de Oiza…, todavía como estudiantes, claro que eran otros tiempos. Una sociedad en la que estaba muy mal mirado que un compañero se hiciera publicidad y podía ser sancionado por el código deontológico del Colegio.
    Como vemos los tiempos han cambiado mucho y sin embargo en las Escuelas se sigue el mismo camino como bien expresaba José María de creación de genios (en su mayoría frustrados, lógicamente) sin responder a la realidad actual. La mayoría de las materias pasan de puntillas por nuestros cerebros y es en proyectos en donde año tras año se centran nuestros esfuerzos (y mayores recompensas también).
    Claro que esto, desde mi humilde opinión, tiene que ver con la frenética y descabellada realidad actual, los arquitectos no hemos de creernos el centro del mundo y lo que pasa en nuestras escuelas pasa en otros ámbitos relacionados con la creación artística. Todo se consume con voracidad insaciable y alocadamente, todos quieren llegar a la Fama rápidamente “Queréis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor.” (Palabras de Lydia en la serie Fama). Muchas veces nos olvidamos que nuestra naturaleza es gregaria y que ser útil al colectivo es tan importante o más que destacar dentro de él. En la escuela sin embargo siempre he sentido lo contrario, que destacar era lo único importante y puede que ahí comience el error de todo, como dije antes: en mi humilde opinión.

    Saludos a todos y Feliz 2.012!

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