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Blog de STEPIEN Y BARNO – publicación digital sobre arquitectura
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¿ES UN GRADO LA EXPERIENCIA EN LA ARQUITECTURA?

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Hoy  abandonamos el intenso debate que se ha estado produciendo durante este último mes sobre el fondo,  la forma y la belleza y realizamos un cambio de tercio hacia otros derroteros.  Con vuestra ayuda intentaremos adentrarnos en  cómo se deber valorar  la experiencia dentro  del mundo de la arquitectura. Habrá quien piense que debe ser un requisito fundamental y otros que precisamente el desparpajo y entusiasmo de un recién titulado es mucho más importante que la mayor de las experiencias.

 

 

A día de hoy,  España es uno de los pocos países donde al terminar la carrera, legalmente el recién titulado está habilitado para firmar cualquier proyecto, y cuando decimos cualquiera es cualquiera. Si no se  ha mantenido ningún tipo de contacto con el mundo laboral a nadie le importa. Si por A o por B, un joven arquitecto es capaz de convencer a un confiado promotor que le encargue un rascacielos, pues no hay problema. Esta firma vale igual que la del más curtido de los arquitectos. En el otro extremo, nos encontramos los consejos que daba el genial y excéntrico maestro norteamericano Frank Lloyd   Wright a sus alumnos recomendándoles estar por lo menos 10 años aprendiendo con arquitectos con experiencia antes de  lanzarse a la aventura en solitario. Como termino medio entre los dos extremos, podemos ver cómo en  varios países europeos para poder firmar un proyecto, el arquitecto tiene que haber estado trabajando una vez terminada la escuela durante cuatro años tanto en estudio como a pie de obra.

 

En cualquier caso, la opción nacional por un lado es la más intrépida, pero por otro hay que recordar que los encargos no caen del cielo (y menos en estos tiempos) y que lo normal será pasar varios años a la vera de otros arquitectos antes de que te llegue la gran oportunidad. Si el arquitecto recién terminado se  plantea hacer alguna obra “de las de las revistas”, se encontrará ante un sinfín de dificultades para acceder a un trocito del pastel. Seguramente la realidad le quitará muchos pájaros de la cabeza y rápidamente se dará cuenta que es  casi imposible ni siquiera poder optar a uno de esos tan ansiados encargos.

 

¿Pero qué pasa con encargos más normalitos, donde no hay que gestionar un millón de euros en un edificio público? ¿Está el arquitecto recién titulado preparado para realizar el típico encargo de reforma de la casa de sus tíos? Y si en vez de una reforma, es la construcción de una casita en una  finca familiar. De hecho, el primer encargo de muchos arquitectos llega precisamente así. Hace poco le oíamos a  Llinas contar las peripecias del encargo de su primera casa, que como no podía ser de otra forma era la casa de sus padres. A día de hoy, comentaba que se echaba las manos a la cabeza de muchas de las decisiones tomadas.

 

¿Cómo se desenvolverá el arquitecto que hasta ese momento prácticamente no habrá pisado una obra con estos primeros encargos? ¿Cómo se lleva el que de repente se de cuenta que existen normativas que jamás hubiera soñado que le tocaría leer? A lo que hay que añadir  que nadie se encargará de resolver las miles de dudas que le  entrarán cuando lea semejantes tochos por primera vez.

¿Qué pasará cuando aparezcan los primeros modificados del proyecto? y si aparece la palabra precio contradictorio, ¿Qué cara se tiene que poner cuando en la escuela nadie le había hablado que existe esa palabreja? Y si el aparejador le comenta algo sobre la certificación, ¿sabrá nuestro aventurado e intrépido proyectista y director de obra, de que se le está hablando? Y si todas estas cosas y muchísimas más son el pan nuestro de cada día en cualquier obra, ¿Por qué nadie le ha dado las herramientas a nuestro protagonista para no tener que hacerse especialista en poner cada de póquer?.

 

Eso si, sobre la hibridación del metalenguaje en la hipoarquitectura le habrán hablado sin cesar. La experiencia es un grado, pero la inexperiencia con la que se sale al mundo real, creemos que bien se pudiera salvar cambiando ciertas tendencias en nuestras escuelas. Desde stepienybarno, así lo vemos, pero no significa que tengamos razón, por ello os animamos a contarnos cómo lo veis vosotros e incluso alguno igual se anima a recordar cómo fueron (o están siendo)  esos comienzos!

 

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20 COMENTARIOS
  1. StepienyBarno

    Tanto Amaya como Dioni, parece que incidís en la escasa formación técnica (de vida real) que recibimos en la escuela, y nosotros estamos completamente de acuerdo.
    No todas las escuelas son iguales, así que evidentemente no se puede generalizar, pero si que parece que todos los documentos del proyecto deberían haber sido enseñados de manera práctica en la escuela, y está claro que aspectos como hacer un presupuesto (bien hecho) no pueden ser dejados de la mano de Dios.

    Pero esa aspiración a abarcarlo todo, lo práctico y el mundo de las ideas, también es loable. El arquitecto que no haya sido “ilusionado” durante la carrera solo construirá cosas que funcionen, pero nunca podrá aspirar a hacer arquitectura.

    Como casi siempre en la eficacia y el equilibrio está la clave.

  2. dioni

    Lo que más me gusta de nuestra profesión precisamente es esa transición desde la idea reflexión al mortero, desde el 1\1000 al 1\5, porque hay diseño en la reflexión, en la propuesta en el detalle constructivo y en la resolución en obra.

    Lo bonito de nuestra disciplina es que tiene un campo humanista tremendo por conquistar, y un campo técnico no menos basto, para poder situarte como realmente sientas la profesión.

    Soy plan antiguo y mal estudiante, pero a pesar de todo lo que se impartía, creo que faltaron temas por tocar. Lo que entendí de la escuela es que se trata de educar en esta disciplina y te dar las herramientas para que tú mismo te hagas el profesional que quieres ser. Hay quien lo aprende durante la carrera, y quien lo aprende después.

    Gracias a todos.

  3. Amaya

    Enhorabuena a todos! Esto está generando un debate bastante animado, la verdad.

    El arquitecto es un profesional bastante comprometido con su labor (¿he generalizado demasido?) y ahí es donde se reflejan nuestras debilidades y fortalezas.

    Debilidades porque queremos ser tan buenos profesionales, que tenemos que saber tanto cómo acotar un croissant y «metamorfosear los paradigmas intrínsecos al espacio fluido» como la dosificación del mortero que se nos ha metido en las uñas…en fin, que queremos abarcarlo todo. Quien mucho abarca poco aprieta ¿o cómo era eso? la cosa es que hay gente que parece que hasta lo consigue, a lo cual yo me quito el sombrero.

    Por otro lado está el tema de las especializaciones. Yo casi tuve que esperar a tener el título en la mano para darme cuenta de que era arquitecta «especialista en edificación» ah…. realmente luego en la vida profesional ¿nos delimita tanto esta especialización?. Que levante la mano el urbanista que ha firmado proyectos de edificación y al revés. Esto denota la «flojera» de los programas de las universidades, que salimos sin saber casi ni qué somos ni qué podemos hacer.

    No veremos a un cirujano operando cataratas o al traumatólogo abriendo vejigas…no sé si me explico.

  4. StepienyBarno

    Bueno chicos/as, stepienybarno se va de viaje hacia Sevilla para asistir a las jornadas que organiza la ciudad viva, «Obsolescencias Urbanas: el caso de las barriadas residenciales», así que hasta el sábado os dejamos las llaves del “café stepienybarno” para que estéis como en vuestra casa.

    Esperamos volver cargados de ideas para nuevos post, tanto para esta casa, como para la ciudad viva. Y por supuesto que os contaremos como han ido estas jornadas, que no pueden tener mejor pinta!

  5. StepienyBarno

    El tema de las prácticas de estudiantes en estudios de arquitectura es un tema delicado y muy importante. Seguramente está en el corazón de este debate sobre la experiencia y la práctica profesional. Los chavales van a los estudios y muchas veces sin ningún tipo de contrato ni reconocimiento, solo por el hecho de “aprender”, y claro, si todos lo hacen a ver quien es el listo que no lo hace, así ha sido durante muchos años en muchos estudios. Era la forma de poder producir mucho material para presentarse a concursos. Algo con lo que no estamos de acuerdo y que nos deja a quien no entra en esta dinámica en inferioridad de condiciones.

    Nosotros estamos en un “pueblito” y en este sentido todo ha sido muy relajado. Nunca nos ha interesado entrar en esa guerra. Realmente nos encanta transmitir lo que sabemos (poco o mucho), pero no nos gusta quedárnoslo para nosotros. Así que muchas veces no se trata de que el estudiante se ponga a proyectar, sino de explicarle lo que está dibujando, de dónde salen las cosas, cuáles son los razonamientos, y tratar a la gente como personas, no como máquinas que saben dibujar en autocad.

    Suponemos que el blog lo leerán de vez en cuando los estudiantes que han pasado por nuestro estudio y si no lo han vivido así, pueden manifestarlo, porque siempre nuestra intención ha sido la de compartir nuestras ideas e ideales. No hemos querido que la gente meta mil horas por el morro. Evidentemente no se puede pagar como si fuera un arquitecto titulado, pero se trata de hacer un trueque que resulte justo y enriquecedor para ambas partes.

    El mejor proyecto que hemos hecho fue en el verano del 2006, con gente haciendo prácticas en el estudio y que colaboró de manera excepcional con el resto de personal. Para nosotros ha sido un lujo el poder haber tenido gente tan maja y que se haya implicado con nosotros durante estos años, tanto estudiantes como no estudiantes, pero como el tema de hoy va de las prácticas profesionales, no podemos dejar pasar esta oportunidad para nuevamente mostrar nuestro agradecimiento a los estudiantes que han colaborado con nosotros durante estos cinco años de estudio.

  6. brijuni

    Vaya, habíamos escrito algo súpersesudo y se ha ido al carajo,bueno, lo sustituimos por esta tontería y no pasa nada. A ver, por ejemplo, Miguel, nosotros entonces nos autoencasillamos en morterouñistaflaneurs. Es lo bueno de la profesión, tener los pies en el cemento y la cabeza gafapasta en las ideas inútiles molonas.

    stepienybarno, en verdad os digo que poca gente va a querer perder su poco tiempo en el estudio enseñando a estudiantes 4 ó 5 horas. ¿conocéis a alguien? yo sí, a mí en la pre-historia, ahora ni eso. Y además, ¿quién tiene trabajos súperchulos para que los estudiantes se diviertan? quién puede competir -si no es haciendo concursos y por tanto palmando pasta casi siempre- con la asignatura de proyectos de la escuela en su estudio? como mucho tendrás unas vivienditas que darle pero que quieres diseñar tú y no delinear, etc. Creo que una vez contasteis que habiais tenido gente en prácticas, contadnos please vuestra experiencia.

    Nosotros intentamos tratarles de manera exquisita, es lo mínimo, pero no sé si muchas veces colmamos sus expectativas y desde luego otras no podemos dedicarle el tiempo que se merecerían a cambio, pero bueno, en ello estamos, que alguien arroje luz en las tinieblas de las prácticas precarias en sótanos…

  7. Miguel Villegas

    El tema fundamental de toda esta discusión es que sigamos planteando la oposición entre los arquitectos de «morterobajolasuñas» y los de «hipertrofiadelosflaneursderridianos». Me váis a perdonar las mayúsculas pero

    NO SON INCOMPATIBLES

    Es más, deberían estar equilibrados y no en estado de bueeeno, haré estas asignaturas porque me faltan créditos…

    Lou y yo hablamos sobre hipoarquitectura y hacemos visitas de rehabilitación autonómica jugándonos las vida… ninguna de las dos cosas las hacemos del todo bien, es lo que tiene el multitasking…) pero lo intentamos con voluntad.

    Creo que un arquitecto no puede ser solo un profesional o solo un pensador. Si es solo un profesional seguirá haciendo promociones infectas de 500.000 viviendas a cascoporro… muy profesionales todas, pero sin futuro para sus habitantes. Si es solo un pensador, pergeñará nuevos modos de habitar aprovechando el hedonismo narcisista de los umbrales del caribe y se le llenarán de humedades de condensación…

    La musa de nuestra profesión debería ser como la de la justicia, una señora muy guapa sosteniendo una balanza equilibrada, pero la nuestra sin venda en los ojos, que debe ser muy consciente de lo que hace…

    Que a gusto me he quedado…

  8. Ricardo

    Tengo poco o nada que decir al respecto sobre la profesión y su ejercicio, pero si una pequeña aportación en lo referente a la enseñanza.
    Se echa mucho de menos que no nos enseñen más práctica, más de lo referente al mundo real, más sobre obras y direcciones, más sobre construcción, etc.
    Aunque no es mi caso (en mi escuela tenemos visitas de obra desde primer año e insisten mucho en este tema en todos los cursos), sé que hay muchos estudiantes de otras escuelas que no tocan construcción en serio hasta casi tercer curso. Yo no digo que no hablemos sobre teoría y nuevos paradigmas, pero sí que haya opciones viables (¿quizás asignaturas obligatorias versadas en visitas de obras?).

    Soy plenamente consciente que el terreno académico está para eso, para elaborar nuevas teorías, otras formas de pensamiento, nuevas soluciones construcitvas. En definitiva, seguir investigando sobre campos que, de otra manera, sería inviable. Pero de vez en cuando una pequeña bofetada de mundo real no viene mal.

    En general, creo que a cualquier estudiante de cuarto-quinto curso que se le pregunte, de cualquier escuela de españa, sobre su salida al mercado (y al mundo real) dirá algo parecido a «me voy a meter una hostia…!»

  9. StepienyBarno

    Desde luego que el tema de las prácticas, es un aspecto de la universidad que tiene mucha tela que cortar. Por un lado es de cajón que si sales de Escuela sin contacto con mundo real, la tienes clara, pero lo que está sucediendo en muchos estudios de arquitectura no es de recibo.

    El que manden alumnos de la escuela a estudios no significa que estos chavales tengan que currar como animales y por una miseria, como en muchos casos sucede. En algunas universidades el tema se controla mucho, y te mandan el alumno para aprender, son su tutor que está pendiente de él o ella, y que realiza un informe de lo que va aprendiendo en los meses que está en el estudio, durante las cuatro o cinco horas de jornada. De esta forma el que los recibe se compromete a enseñarle y “perder” tu tiempo con él. Ese camino es bastante poco rentable para muchos estudios y lo que hacen es tener delineante gratis, y eso de poco sirve al alumno.

    Respecto a lo de pisar obra antes de que te den el título a modo de practicas es todavía mas inusual, ¿no? aquí si que hay que mejorar porque los libros están muy bien, pero donde de verdad se aprende es manchándote las botas de barro, y cuanto antes mejor!

  10. CCAD – Daniel Moyano

    Miguel…es exactamente eso. No sé si no nos hemos entendido bien: En mi escuela, quitando unos cuantos buenos arquitectos, recuerdo sólo a 4 Profesores, gente que realmente enseñase.
    Creo que la formación del arquitecto como profesional engloba todo, desde el paradigma de Miralles hasta los precios contradictorios. Y sí, creo que una FP de alto nivel es eso, no sólo saber cómo se hace algo, sino también por qué y para qué (no ser simples mecánicos, con tooodo el respeto).

    Los médicos hacen cuatro añitos de prácticas desempeñando poco a poco su trabajo real. Y les pagan por ello (poco, vale, pero les pagan). No entiendo que eso no sea obligatorio en nuestra profesión y otras(y obligatorio para los profesionales recibir al alumno, claro).
    Jo…por más que intento ser breve…

  11. S, DE MOLINA

    La experiencia no es un GRADO, es un MASTER.

    Y eso es indiscutible. Otra cosa es que de gusto discutir por discutir.

    Repasando de memoria lo que ha sido la formación del arquitecto, la verdad es que el invento de la escuela-incubadora es bien reciente. Basta recordar que la mayor parte de los maestros del movimiento moderno no pisaron un aula. Albañiles, canteros, relojeros…

  12. brijuni

    Vaya parrafada final, es en serio?
    Nuestra opinión, será porque somos incapaces de abarcar demasiado, es que las prácticas deberían ser obligatorias para que podamos seguir disfrutando de becarios, interns o stagiares baratos o gratis becados por sus universidades de origen, única subvención de la que disfruta un estudio de arquitectura a pesar de la crisis del sector.

    Miguel, no me extraña que no te dieran ninguna alternativa, a nosotros nos ha pasado. a veces piensa uno que a pesar de saber muy poco y tener poca experiencia, hay gente -incluso mayor- que sabe incluso menos que uno. por ejemplo, un tipo -perito de seguros- que dijo recientemente que la cubierta de losa filtrón de intemper de unas viviendas no funcionaba porque no le habíamos hecho las pendientes. ole! perito el tío! y así, mil.

    La experiencia es un grado y el atrevimiento una virtud.

  13. Miguel

    Daniel, ¿te has dado cuenta de lo que has escrito? «formación…profesional»… uséase FP.
    Soy consicente de que cuando salí a la calle no tenía ni idea de las leches que me iba a pegar por el camino, pero mirando hacia atrás, ninguno de los que había en la escuela hubiera sido capaz de enseñarme como ser profesional. Tuve que meterme «en la cocina» de algunos grandes profesionales que admiraba, pedirles que me dejaran fregar los platos, y mientras, mirar por el rabillo del ojo a ver si se me pegaba algo.

    En las escuelas no se deben enseñar «técnicas profesionales» se debería enseñar a SER un bien profesional…

  14. JMER73

    Mmmh. No se trata tanto de que te hablen de la hibridacion de la poética del experimento analítico del crecimiento del fractal, (ejem) sino de que eso sea de lo único de lo que hablen.

    Es más, que te digan que lo otro es de un reaccionario que asusta, que no va contigo, que es malo, pecado y que si le das de comer despues de las 12,00 te saldra un Gremlin.

    Quiza es que como deciamos hace poco en n+1 la investigacion no es complementaria ahora mismo en proyectos, sino sustitutiva.

    La experiencia es importante, se cura con la edad, con los ojos muy abiertos y el cerebro en posicion de «absorber». Se aprende de todo, se aprende de Deleuze y de Basilio (Realmente Vassily), el encofrador que escuchaba al hormigon.

  15. CCAD – Daniel Moyano

    Yo, cada día que piso una obra aprendo algo. Cada día que consulto una normativa, que modifico un presupuesto, que rehago un plano de replanteo…me acuerdo de todo lo que NO nos enseñan en las escuelas.
    Vale que tooodo no se puede enseñar. Pero creo que hay un salto exageradamente grande entre lo que uno sabe al salir de la Escuela y lo que uno necesita saber para desempeñar eficientemente su trabajo.

    La Universidad debería ser una Formación Profesional de alta cualificación, y no un lugar donde llenar un expediente con créditos conseguidos con asignaturas de libre configuración que no tienen nada que ver con la profesión elegida. Me encanta hablar de hipoarquitecturas y de la sublimación del croissant acotado de Miralles, pero necesitaba saber leer un plan general, saber en qué consiste ser autónomo y todo lo que hay que hacer para serlo, etc. etc.

    No creo en el modelo de la AA, básicamente enfocado en el aspecto proyectual. Quizá sí para postgrados, pero no para una formación que debería ser profesional, como digo, de alta cualificación.

  16. Miguel

    Nuestra primera obra juntos (Lou terminó sola algunas cosas antes de acabarla) fue la Casa BB. Muuuy grande para nuestra inexperiencia, pero que conseguimos terminar gracias a mucho trabajo, mucho molestar a compañeros «mayores» en busca de confirmación de nuestras ideas (nunca nos sugirieron ni un solo cambio) y a una constructora humilde pero tremendamente profesional.

    Eso si… sin la hermenéutica, sin Eisenmann bien explicado, sin proyectos de intervenciones en parajes desolados, la Casa BB no hubiera salido así…

    Anyway, de hipoarquitectura no creo que le hablen a los estudiantes en las escuelas… todavía

  17. TOKI

    La arquitectura es una «experiencia»…

  18. almalé

    No había leído lo de Llinas, y pienso que la casita de sus padres (junto con el faro) es su mejor proyecto.

  19. almalé

    Opino que la experiencia es un grado, una cosa es proyectar y otra bien distinta construir, aunque hay obras primerizas fantásticas, como por ejemplo la fábrica Diestre de Moneo (pero venía de trabajar con Oiza y Utzon…) o Enric con el cementerio de Igualada que fue de sus primeras (no la primera).

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