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Blog de STEPIEN Y BARNO – publicación digital sobre arquitectura
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ARQUITECTO Y CLIENTE 2/3

 

Marcel  Breuer con dos de sus clientes - 350 pix

Marcel  Breuer con dos de sus clientes

 La relación que se produce entre quien quiere hacerse una casa y el arquitecto que se la diseñará, puede ser una relación más intensa de lo que pudiera parecer para alguien no haya vivido nunca esta experiencia.  Sobre los entresijos que en ella se dan, nos gustaría hablar en la entrada de hoy.

 

Hace pocas semanas en un artículo publicado en la tristemente desaparecida página de soitu Diego Fullaondo  venía a concluir que la relación entre arquitecto y cliente, no debiera verse como tal, sino más bien asemejarse a la de médico – paciente. Esta reflexión puede entenderse de dos formas; una, que  el cliente es convertido en paciente, quedando el arquitecto en una relación de evidente superioridad y otra, que el cliente debe fiarse mucho más de lo que parece de la experiencia del arquitecto elegido.

Nosotros sin quitarle razón y entendiendo la idea de fondo de tal afirmación, no estamos tan de acuerdo con esta visión del cliente como paciente.  De hecho nos sentimos más identificados con la idea que comenta Steven Holl «el arquitecto está en manos del cliente, es una colaboración entre ambos, al 50 por ciento», que no dista mucho de lo que respondía el bueno de Julio Cano Lasso, cuando le preguntaban por esta misma cuestión, “detrás de toda gran obra de arquitectura hay siempre un gran cliente.” Y ahí está el quid de la cuestión, es imposible que el mejor arquitecto haga algo decente sin tener un buen cliente y lo mismo ocurre en el caso de que este cliente tenga un pésimo arquitecto.

Esto es como en botica, existen arquitectos buenos y otros que no lo son tanto. No es que los segundos abunden más que los primeros, pero haberlos haylos. Este segundo tipo  de arquitectos pudiéramos decir que por lo general no tiene muchas ganas ni tiempo de dedicar al proyecto, en muchos casos es un problema de interés. Digamos que los proyectos salen como churros, lo cual aún teniendo ciertas ventajas no nos parece la opción ideal. ¿Y qué ventajas tiene?  Que se le entregará un proyecto en tiempo record y si tiene un poco de suerte, quizás incluso funcione medianamente bien. Otra ventaja para el cliente, será que este tipo de arquitecto  no cobrará unos honorarios excesivamente altos. Cierto es, que aún cobrando menos que otros compañeros su rentabilidad es altísima pues la inversión de horas, es mínima. Pero claro, es evidente que no estamos hablando de hacer algo que sea rentable sino lo que sea la mejor opción para el cliente.

 

Otro tipo de  relación con la que el cliente se puede encontrar al contratar a su arquitecto es aquella donde lo que manda es la falta de comunicación. Como bien apuntaba Rodolfo Livingston

 

“El arquitecto escucha poco al cliente. La brecha que separa al cliente del arquitecto empieza en la universidad, donde se resuelven problemas teóricos que no representan a las necesidades de la sociedad en general. Esto separa al diseñador y hace que en lugar genere soluciones a problemas y necesidades reales, produzca resultados teóricos que no satisfacen a nadie.”   

 

En estos casos estamos hablando de un arquitecto que hará siempre la casa soñada. Lo que no estará tan claro es si el sueño pertenece al cliente o al propio arquitecto. El dinero no deberá ser un problema, ni para pagar el proyecto ni para la propia obra. Ya saben que quien quiere una marca la debe pagar, otra cosa es que se esté pagando lo que realmente  vale. A ciertos niveles eso es lo importante que las cosas parezcan todas muy “cool”, incluido el propio arquitecto.

 

Ante este panorama es normal que la imagen que el cliente pueda tener del arquitecto no sea la que nos gustaría, porque como bien apunta Távora “Mucha gente dice que los arquitectos no sirven para nada. Son mucho más importantes los economistas, los ingenieros, los políticos. El abogado defiende el honor y el médico defiende tu vida, ¿pero el arquitecto qué defiende?” y la respuesta que nosotros damos es que lo que defiende son los sueños. La construcción del sueño más bello que el cliente sea capaz de imaginar y que sólo se podrá llevar a cabo gracias a la alianza que formará con el arquitecto. Para que esta relación llegue a buen puerto es interesante la reflexión  que hacía nuestro “príncipe” arquitecto Norman Foster hace pocas semanas en una entrevista en el XLsemanal, “un arquitecto debe, ante todo, escuchar, ser humilde hasta extremos extraordinarios, entender la idea que genera un edificio, las necesidades de los usuarios, todos los aspectos implicados, que son muchísimos. Entender a conciencia lo que rodea a una obra te permite liderar un proyecto con un alto grado de confianza.”

 

Y después de esta visión panorámica sobre alguno de los tipos de relaciones que puede haber arquitectos y clientes, la semana que viene nos gustaría entrar más en detalle sobre varios casos “prácticos” que se suelen producir en esta alianza. Os esperamos y os animamos a discrepar de nuestro análisis, que como subjetivo que es, no pretende sentar cátedra sino más bien todo lo contrario.

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11 COMENTARIOS
  1. StepienyBarno

    Gracias por la enhorabuena José María, y sobre todo por el comentario. A ver si mañana os dejamos uno en vuestra entrada, que aún no hemos tenido tiempo de ver el video. Pero por lo que parece se ha montado un buen debate en los comentarios!
    http://nmas1.wordpress.com/2009/11/19/living-la-casa-loca/#comments

    Como bien apuntas la clave está en como salvar esta distancia entre usuario y arquitecto. Habrá que ir pensando en una especie de decálogo para ver si entre todos sacamos los puntos claves que nos acercarían un poco más a la sociedad, no?

    Y desde luego que gran parte de la culpa de cómo somos, la tienen las escuelas donde no se prodigan prácticas tan interesantes como la que comentas que hicisteis vosotros en proyectos 2. Nosotros no recordamos nada parecido, ni por asomo.

  2. JMER73

    Me parece interesantísimo explorar una relación como es la de arquitecto-cliente. De nuevo enhorabuena a los dos!.
    Personalmente, no se si estoy a medio camino entre el cirujano, el confesor, el técnico, el abogado o, en su versión «Who you gonna call?», el Ghostbuster.
    Lo que si me parece importante es, como apuntáis en la cita de Livingston, ese distanciamiento entre el cliente y nosotros, o quizás dicho de otra manera una extraña tendencia que venimos detectando consistente en querer ser siempre nuestros propios clientes (Nuestro ultimo Post trata de eso, precisamente).

    Recuerdo que en la escuela en Proyectos 2 con Gabriel Cabrero, Javier Maroto, Carlos Puente, Blanca Lleo y Lampreave, un ejercicio consistió en hacer una casa para un músico (llorençs Barber) que vino a contarnos lo que quería, como si fuera un cliente real. En aquel momento nos pareció que no sabia lo que quería, que era un cliente horroroso, que era un proyecto restrictivo…. Con los años (Y las cicatrices) he recordado aquel ejercicio de escuela…. y he añorado a Mr. Barber, hasta el punto de que me daría con un canto en los dientes si todos mis clientes fueran como el.

  3. StepienyBarno

    La realidad es que casi todas las profesiones son desconocidas para el que no está dentro. Y nosotros nos quejamos de cómo la sociedad nos ve, y eso es justo porque desde nuestra visión nos ven totalmente distorsionados.

    Pero por qué nos ven tan distorsionados, y cuales serían las formas de atajar este problema, parecen buenos hilos arguméntales para un próximo articulo, ¿no?

  4. paco

    Conozco médicos y conozco abogados, Miguel. También conozco procuradores y cobran directamente del banco pasando su minuta, excepto cuando el cliente no tiene dinero en la cuenta del banco, que también pasa. Nosotros no tenemos ese privilegio, tampoco lo quiero.
    Creo que nuestra situación laboral, económica y de prestigio social es mucho peor que la de nuestros compis médicos (máster por medio), y algo mejor que la de los abogados (quizá la primera profesión liberal en devaluarse y hacer trabajar como pasantes a recién licenciados gratis y todo eso que ahora pasa con los arquitectos mejor).
    Pero bueno, no nos enfrasquemos en comparaciones. Estamos muchísimo peor que estábamos hace unos años, y cayendo. Muchas gracias por vuestros cariñosos y pacientes comentarios.

  5. Miguel

    Cuando nos comparáis con médicos y abogados os falta información… A los abogados se les adeudan honorarios, quizás incluso más que a nosotros, se les mangonea, se les miente (con el problema que para los propios clientes plantea). Y a los médicos… eso ya es para asustarse de verdad. ¿No tenéis ningún amigo médico que os cuente historias de agresiones en los hospitales por parte de los pacientes y familiares? ¿No os acordáis de esa estupenda costumbre que había en España de ir al médico «a por las recetas»?… Nos quejamos por vicio y autocomplacencia… aunque tengamos razón.

  6. StepienyBarno

    Tranquilo Paco que ya sabemos que te gusta chinchar un poquillo! Te agradecemos muchísimo tus contribuciones!! De hecho casi forman parte de los artículos que escribimos. Es increible que seas tan atento con nosotros, de hecho si un día no aparecieses se nos haría rarísimo! Así que nuevamente mil gracias por tus aportaciones.

    Respecto a lo que comenta Ander, solo decir que es una opción que aunque no nosotros no compartimos, pensamos que es totalmente defendible.
    Quizás sea lo más bonito de la arquitectura es que no hay un solo camino, son múltiples las vías para llegar a buen puerto.

  7. Ander

    Pues yo estoy de acuerdo con Fullaondo. Al médico nadie le dice donde tiene que operar! Y sin embargo al arquitecto el cliente tiene derecho a decirle de todo.

  8. paco

    ey, no hard feelings! lo hago para chinchar un rato. sí que os mojáis, pero yo demando más carnaza! es broma, os entiendo perfectamente y como decía, sois libres q el blog es vuestro.
    en todo caso me refería a -aunque fuera en los comentarios y no en el cuerpo del post- contar en primera persona vuestra opinión y experiencia más allá de los estupendos apuntes y citas a otros arquitectos que hacéis.
    lo de la omisión de palabras raras, se agradece.

  9. StepienyBarno

    Bueno, bueno, como eres Paco! Mira que decir que no nos mojamos!
    La verdad es que nosotros pensamos que sí que lo hacemos. Al ir narrando la realidad tal como la vemos, implícitamente ya va una carga subjetiva grande, que de alguna forma ya nos posiciona.

    Desde luego que la figura de arquitecto “de batalla” no nos interesa para nada. Respecto al tema que comenta Paco sobre si pudiéramos ser más contundentes a la hora de verbalizar nuestras convicciones, sólo comentar que entendemos que siendo nosotros un poco más neutros dejamos más libertad al lector para opinar sobre el tema en cuestión.
    Nosotros nos vemos más como una especie de “lanzadores de temas” (como si de sismógrafos se tratase), que intentamos escribir de manera sencilla, sin palabras raras ni conceptos complicados, para que entre todos podamos ver distintas posibilidades de actuación dentro del mundo de la arquitectura.

    Entendemos que no solo hay una vía de actuación, sino que son muchas las posibilidades, y que en muchos casos como el asunto que nos traemos entre manos en esta trilogía, dependen en gran medida de cómo sea el cliente, y en función de ello actuaremos de una manera u otra. Como venimos comentamos en los dos artículos entendemos que la clave está en la confianza y en el respeto.

    Como bien apunta Paco, los arquitectos tenemos que hacer un ejercicio de humildad tremendo. Salimos de la carrera con la cabeza llena de pájaros, y es la vida real la que la amuebla, para ser un poquito mas sensato y estar más cercano a la gente, que es de lo que se trata, de entender las necesidades del futuro usuario.

    Al final, parece que las sabias palabras de Julio Cano Lasso son con las que siempre estamos todos de acuerdo!

  10. paco

    De lo que apuntáis. Estamos de acuerdo con Foster; hace falta humildad, sobra soberbia que nos ha puesto en donde estamos. Lo de los sueños de Távora no nos gusta tanto porque el límite entre los sueños y el humo lo encontramos eso, muy difuso, hay un espesa niebla… Tampoco compartimos el fifty-fifty de Holl, es exagerado, pero bueno, es una postura, no creo que ni él se lo crea con sus quiebros suspendidos en el aire y su arquitectura excavada flotando, que nos encanta. Sí, en nuestra corta experiencia, nos parece que lo que decía Cano Lasso es una gran verdad, excepto en algunos casos donde hay una confianza ciega, que son los menos. Lo de Fullaondo nos parece exagerado, aunque reconocemos que hemos recurrido a ese símil, no con un cliente pero sí con compañeros, para criticar la poca fe que el usuario-cliente tiene en un arquitecto en comparación a la que deposita en un médico. Será que nos lo hemos ganado.
    Sobre lo que dice Antonio en su comentario, 100% de acuerdo. Sobre vuestro texto, espero el 3/3 y que os mojéis más! No vale con que digáis que estáis más de acuerdo con este que con aquel, eso lo puedo decir yo como visitante-lector-admirador del blog. De los autores espero que den su opinión, si quieren, que estamos en democracia y libertad.

  11. antonio

    Parece mentira lo fácil que es desde dentro de la profesión ver la cantidad de arquitectos que como bien decís hacen los proyectos como churros, y lo difícil que tiene que ser verlo desde fuera, porque siempre son los que más clientes tienen!

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