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Blog de STEPIEN Y BARNO – publicación digital sobre arquitectura

Desde aquí próximamente podrás acceder a la presentación y la entrevista con VAUMM:

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[PRESENTACIÓN]
[ENTREVISTA]

– PARTE 1

– PARTE 2

[SU PÁGINA WEB]

Os presentamos a esta oficina, afincada en San Sebastián y especializada en concursos públicos de arquitectura. No exageramos si afirmamos que nos encontramos ante una de las más interesantes aventuras arquitectónicas a nivel nacional.

Es un placer inmenso para nosotros presentaros al protagonista de la semana, que no es otro que el reciente estudio vencedor del prestigioso concurso internacional “Basque Culinary Center”, imponiéndose por encima de casi cien propuestas donde destacaban importantísimos estudios como pueden ser Kengo Kuma y MVRDV. El edifico albergará la primera Facultad de Ciencias Gastronómicas del Estado y su centro de Investigación e Innovación, siendo un proyecto impulsado por Mondragon Unibertsitatea.

Pero este emergente estudio ya venia dando guerra desde hace tiempo, destacando por la brillante organización de su propia oficina. Sus planteamientos y propuestas forman parte de una filosofía que intenta dar la cara de manera honesta y con los pies en el suelo, en este dificilísimo mundo de la arquitectura con mayúsculas, huyendo de cualquier cesión a las propuestas vacías de la arquitectura mediática que acapara la mayoría de las revistas.

El estudio lleva cinco años constituido como tal, pero les preceden otros diez años de colaboraciones entre ellos y otros arquitectos y gente de otras disciplinas, hasta haber llegado al quinteto ideal; Tomás Valenciano, Jon Muniategiandikoetxea, Javier Ubillos, Marta Álvarez, e Iñigo García.

Estos jóvenes arquitectos han apostado por la vía de los concursos, convencidos de que es la mejor manera de que la administración reparta el trabajo de una manera justa, para que el colectivo de arquitectos pueda ofrecer la opción más brillante para cada concurso público que se propone. Apuestan por una arquitectura totalmente actual, con propuestas novedosas, mostrando una madurez propia de estudios más veteranos.

En tiempos tan difíciles para participar en dichos concursos debido a la máxima competencia que ahora existe, ellos siguen a su aire, con la misma ilusión y seriedad de siempre. Con esta actitud siguen dejándose la piel en cada propuesta, asumiendo las largas noches de entregas, y acordándose de que una vez tuvieron una vida normal, donde tenían tiempo para sus familias y amigos, que hoy queda hipotecada en gran parte por su amor a la arquitectura.

Una apuesta a caballo ganador, donde estos sacrificados arquitectos, ayudados puntualmente por una pareja de estudiantes, consiguen llegar a proponer quince concursos al año, con resultados más que llamativos.

Entre sus propuestas destaca su proyecto para el museo de San Telmo que les llevó a ser seleccionados para la fase final por delante de varias vacas sagradas de la arquitectura internacional, su premio COAVN con su Parvulario y garajes en Sansaburu en Eibar y su frontón – casa consistorial en Arribe. La guinda del pastel estuvo a punto de llegar con su pase a la final del más importante concurso convocado en la Comunidad Autónoma Vasca en los últimos años, con la su propuesta para Tabacalera, donde en último momento fueron relegados a la segunda posición.

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ENTREVISTA CON VAUMM, PARTE 1

“Nos gusta pensar que nos enraizamos en el lugar, que el proyecto se entronque en el sitio”

– ¿como se fraguó el comienzo  del estudio?

El estudio es una mezcla de lugares de procedencia muy distintos, pero al final todos somos donostiarras de  adopción. El que estemos juntos es un cúmulo de casualidades que con el tiempo se iban convirtiendo en opciones cada vez más claras, hasta ver que la agrupación tal como hoy somos era algo inevitable.

En un principio todo comenzó con colaboraciones puntuales, en las que veíamos que nos íbamos entendiendo. Iñigo trabajaba con Javier Puldain, y poco a poco empezó a colaborar con Tomas y Jon  y luego apareció Marta y una serie de gente, hasta que llegó Javi.  Así estuvimos durante diez años, colaborando hasta que vimos que teníamos intereses totalmente comunes, y los trabajos en solitarios ya no nos llenaban, pues veíamos que colaborando juntos todo era más productivo.

– ¿Os animáis a contarnos como os veis los unos a los otros?

Tomas es un  chaval con mucha paciencia, que va poco a poco, pero al final siempre llega, da muchas vueltas alas cosas, es como un rodillo! Parte de su  carácter es la obsesión por pulir mucho cada detalle del proyecto.

Marta es la alegría de la huerta! Es la  mediadora  entre todos  nosotros. La que nos aguanta y nos da la tranquilidad necesaria. Gracias a ella termina de funcionar el engranaje. Es la sabiduría y la calma.

Jon es el agitador del estudio, es como un relámpago que hace temblar la oficina. Es capaz de cuestionar todo hasta el último segundo, siempre hay tiempo para que el proyecto pueda estar mejor. En los momentos difíciles es el que nunca decae y siempre  pone las notas de buen humor.

Javi es tremendamente organizado, es el que lleva el tema de calidad, y lo borda! es muy sosegado, y transmite serenidad y buen rollo. Es  constante en el día a día, siempre está ahí dando el do de pecho.

Iñigo entró en el equipo y definitivamente lo revolucionó todo. Sobre todo el objetivo del estudio, nos ha dado el empujón definitivo. Es el que ha puesto orden y es el que tiene las cosas más claras. Ahora las expectativas son distintas. Iñigo no duda, cuando hay que decidir algo es claro y conciso.

– ¿Cual creéis que es la clave del éxito de vuestro estudio?

Una de las virtudes del estudio es precisamente el cómo nos complementamos los unos a los otros desde la discusión y el dialogo. Los proyectos pasan por  cinco visiones y eso es lo que hace que sea bueno, el hecho de que ha conseguido convencer a todos, todo es parte de un proceso en el que todos intervenimos para ir mejorando la idea hasta el final, y este final no llega hasta el último segundo.

-¿Qué opináis de otras estructuras organizativas como por ejemplo el estudio de arquitecto tipo “llanero solitario”?

Cada vez tenemos más claro que la figura del arquitecto de antaño tiende a desaparecer. La figura del jefe de orquesta poco a poco se va quedando obsoleta. Creemos en la integración y en la interdisciplinariedad con una estructura abierta. No entendemos la figura del super-genio.

– ¿Cuáles son los mejores recuerdos de vuestra etapa universitaria?

En la escuela no nos llamaba nada la atención. Fue como una carrera de obstáculos que no te provocaba ilusión y en general no guardamos buenos recuerdos. Todos estudiamos en la misma universidad en etapas distintas.

Casi todo lo que aprendimos fue directamente en la biblioteca o bien  con la gente con la que empezamos a trabajar como Javier Puldain, Luis Sese o José Ignacio Linazasoro.

Las escuelas se han convertido en el lucimiento personal de los profesores y no hay intereses verdaderos para que el alumno aprenda. No se han parado a pensar cómo enseñan arquitectura. Todo es igual que hace cincuenta años. La escuela no evoluciona con la sociedad.

No han dejado huella los profesores en nosotros, aunque hay que reconocer que existen  buenos y malos, el 80 % de los profesores no crean ni siquiera inquietudes en el alumno.

– ¿Cómo es vuestro día a día?

Nosotros trabajamos en una sala común, donde nos vemos la cara todos, lo que provoca una comunicación muy sencilla.

Respecto al horario en principio es muy flexible, lo cual se traduce en que acabamos estando todo el día en el estudio! En realidad pasamos muchísimo más tiempo entre nosotros que con nuestras familias.

¿Qué nos contáis de los descansos en el estudio?

Durante la mañana el que más saturado se encuentra da la voz de alarma para provocar una pausa y de ahí nos vamos al café, donde casi tenemos un tema por día, los lunes deporte, los martes política… y algún día hasta prensa rosa!

– ¿Cómo os gusta organizar la oficina?

A nivel organizativo, todos los lunes tenemos una reunión para ver como van todos los trabajos, mirar si hay algún concurso interesante, decidir trabajos pendientes y así planificar la semana, y asignar quien lleva el peso de cada proyecto.  Los viernes contabilizamos horas  y estudiamos como ha ido la semana.

– ¿Cómo entendéis la relación entre el programa y las necesidades en vuestra arquitectura?

Entendemos la arquitectura como respuesta a un programa y no tanto como lucimiento del arquitecto. Desde cumplir esta necesidad intentamos trascender a algo superior. Intentamos entender el contexto, y nuestra respuesta es algo mucho más cercano, no tanto global. Incluso intentamos ir más allá de lo que nos piden, pero siempre prestando atención  a los problemas concretos. En este sentido nuestra posición es muy modesta. También  es cierto que cuando tocamos temas de urbanismo, nos toca pelear a muerte con los promotores para convencerles de temas que van más allá del programa que nos proponen.

– ¿Tenéis temas recurrentes en vuestra arquitectura?

Sí que existen temas que siempre tenemos presentes como el respeto del lugar,  espacios muy  flexibles, difuminar el exterior con el interior  y apostar por una óptica de racionalidad constructiva. De todo ello aparece el tema principal, aunque también es cierto que el tema de la continuidad y el recorrido es algo que no depende tanto del proyecto sino de un gusto nuestro por este tipo de espacios.

Hay muchos concursos donde estos son nuestros temas fundamentales, que nosotros los sentimos como algo inevitables, y vemos que el resto de las propuestas no lo hacen, y en muchos casos al resto de las participantes no les preocupa el distorsionar el entorno que se encuentran, sino mas bien el poder lucirse a nivel individual.

Nos gusta pensar que nos enraizamos en el lugar, que el proyecto se entronque en el sitio. En general el solar nos pide a gritos el adaptarse a él.

– ¿Cómo os enfrentáis a una topografía tan complicada como la del País vasco?

La orografía nos pide cuartadas.  La topografía es problemática, pero  si la haces protagonista  termina enriqueciendo el proyecto. Disfrutamos modelando el paisaje y aprendiendo del entorno.

No predisponemos ninguna arquitectura a priori. Y  toda esta integración al medio la intentamos hacer luchando por no torturar las plantas de nuestros proyectos, al final todo debe ser práctico y funcional.

Sin embargo, la arquitectura mediática que nos rodea, no quiere limitaciones topográficas para generar artefactos autistas para mayor gloria de la administración, no quieren condicionantes.

Y por otro lado, a nivel de una escala mas cercana, cuando se interviene por ejemplo en un caserío, no se tiene ninguna consideración con la topografía y lo que se hace es cortar la ladera, poner una plataforma y plantar un champiñón. Todo esto no nos parece de recibo y además está claro que no es necesario.

-¿Cómo veis la idea del  cobijo en vuestra obra?

Tenemos una propuesta para un refugio en la Anatartida, donde la sensación de cobijo es fundamental, pero en un mirador para ver un valle, no tiene nada que ver con el refugio. La idea de cobijo deriva más en edificios en los que en su propia configuración, son capaces de asumir una volumetría que se integra en el paisaje adecuándose al solar. Aun así, no es un tema recurrente en todos los proyectos, en general nos mueve más la topografía, el lugar, la funcionalidad, la flexibilidad.

– ¿En que manera tenéis en cuenta la carga histórica que os encontráis en los lugares donde intervenís?

Una de las mayores discusiones en nuestro estudio es hasta que punto nuestra propuesta es respetuosa con la carga histórica que nos encontramos en el lugar o se distancia de ella. Siempre lo vemos de distintas maneras, y por ello acabamos llegando a puntos intermedios, ya que no todo lo existente tiene valor en sí mismo. Es cierto que navegamos en un termino medio, pero siempre estudiando muy bien cada caso. La clave es mantener la esencia de lo que nos encontramos. No rompemos con lo existente en el caso de que estemos de acuerdo en adjudicarle un valor histórico.  A veces es más interesante el valor espacial de lo que nos encontramos que su carga historicista. No nos interesa tanto la “iconicidad” de lo histórico, pero si el valor que le atribuimos.

– ¿En que cuales de vuestros proyectos han sido los protagonistas los niños?

En el proyecto de la guardería de Eibar planteamos una arquitectura más lúdica, en la que el tamaño de las personas o los colores tienen que ver con los ocupantes del edificio, que este caso son niños. Jugamos con una escala diferente, damos una respuesta directa al tamaño del niño. Las ventanas de medidas especiales que les propusimos, se convierten en espacios de juegos, en  porterías para jugar a fútbol, es la portería perfecta para un niño de cuatro años! En este lugar es donde hacen sus tertulias!

En otras propuestas hemos entendido, que a estas tempranas edades, les da más seguridad generar un espacio central controlado y con las aulas alrededor, que los patios que quedan sin acotar. Los niños necesitan referencias, el espacio vacío no les gusta, siempre juegan cerca de coartadas, como hitos, que les provocan implicaciones personales.

– Y para terminar esta primera parte de la entrevista una pregunta complicadilla; ¿Cómo definiríais el concepto de  arquitectura?

Más que saber lo que es o no es buena arquitectura, tenemos claro lo que nos interesa y lo que no nos interesa. Entre nosotros siempre estamos de acuerdo en los proyectos que funcionan bien.

Para definir arquitectura a los arquitectos nos faltan palabras, por eso las robamos de otras disciplinas. Se puede saber lo que es y lo que no es, pero definirlo es dificilísimo.

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ENTREVISTA CON VAUMM, PARTE 2

“estamos acostumbrados a vivir como un acróbata en la cuerda floja”

– ¿Qué es lo que os ha animado a participar asiduamente en concursos de arquitectura?

Nosotros no tenemos clientes privados que soporten nuestra actividad, no nos queda otra que el concurso. Creemos que el trabajo público se ha de abrir a las mejores soluciones, así que lo que nos gustaría es que fuesen limpios y pudieran participar la mayor parte de los estudios, independientemente de su experiencia, y sobre todo con unos honorarios justos y un jurado cualificado.

– ¿hablarnos un poco más de estos jurados con los que nos encontramos en los concursos?

Creemos que se debería reducir  al mínimo la presencia de políticos, y aumentar la de arquitectos.  Lo que sucede es que la sociedad entiende que los arquitectos somos nefastos a la hora de elegir la mejor propuesta. Los políticos confunden su labor en la administración pública con ser los dueños de la administración y operan como si estarían en su casa.

Es como si el dueño de una empresa de aviones le dijese al ingeniero como ha de intervenir en el avión. En nuestro caso el que dirige la empresa, decide cómo se ha de hacer el avión y así vamos muy mal.

– ¿veis alguna opción de cambio de modelo para los concursos?

Otra opción es el modelo francés en que  se hace una limpia selección en concurso de ideas de unos cuatro equipos y a partir de ahí se les paga para que desarrollen su propuestas, aunque esto también tiene sus peligros. La realidad es que no hay ninguna profesión que de su trabajo gratis, salvo nosotros. Incluso pagamos por inscribirnos para participar. En realidad es un regalo a la sociedad de 60 o 70 equipos en cada concurso.

Aun así nuestra obsesión es dar liebre por gato  y no gato por liebre, intentado evitar aquellos que tienen pinta de que puede haber chanchullos.

-¿que opináis de la participación de las estrellas de la arquitectura en los concursos?

En muchos casos   no se busca la mejor la opción arquitectónica, sino la victoria de alguna estrella mediática que asegure la repercusión. Es algo lamentable, que tiene que ver con la incapacidad política.

– ¿Cómo veis los plazos para los concursos?

Es una vergüenza que se de tan poco plazo  para relazar las propuestas cuando la administración se está jugando la inversión de cientos de millones que dependen de la calidad de los proyectos.

Solemos realizar entre doce y quince concursos al año. Es un ritmo fuerte, quizás demasiado. Lo peor son las rachas negativas, en las que hay varios concursos que no ganas, y eso desmotiva mucho.

Pero bueno, a pesar de esta imagen catastrofista del tema, nos sigue ilusionando enormemente realizarlos y en realidad somos muy optimistas, porque siempre intentamos ver el lado positivo de cada concurso.

– Se ve que la ilusión no la habéis perdido jamás!

Tenemos varios casos que  incluso ganando el concurso por diferentes razones no se ha llevado a cabo. Aun así, tenemos una ilusión desbordante por los concursos. El riesgo es tener un par de años malos seguidos. Pero hay que asumir el reto, no hay alternativa. Tenemos que ir para adelante, con una fe ciega en nosotros mismos. Por otro lado entendemos que en una situación acomodada nadie genera cosas interesantes.

– ¿Cómo es vuestra relación con los clientes?

La realidad  es que hacemos muchos concursos en el que no hay cliente, pues son propuestas de concurso que no terminan realizándose. Sin embargo en los que hemos ganado y se ha producido esta relación siempre ha ido bien. Nosotros nos mostramos muy receptivos ante cualquier sugerencia o modificación que nos planteen. El proyecto siempre se ha de adaptar a las necesidades concretas tanto funcionales como sociológicas, para que luego la arquitectura que podamos proponer resuelva el problema. En realidad la relación con el cliente tanto público como privado siempre ha sido satisfactoria.

A veces al cliente hay que pararle un poco los pies, y a veces hay que tirar de ellos

– ¿Nos contáis alguna anécdota o curiosidad que os haya ocurrido en estos años?

Hemos llegado a realizar un proyecto para una obra que ya se estaba en marcha y teníamos que ir día a día realizando los planos que se iban construyendo de inmediato, lo que provocó una relación estrechísima con el cliente, así además de hacer un proyecto hicimos dos buenos amigos!

En otro proyecto hubo que cambiar el proyecto para realizar una rampa para que un cerdo pudiese pasear tranquilo, incluso con menos pendiente del seis por ciento!

Uno de nuestros primeros encargos fue un cementerio con 105 nichos!

Y siguiendo este hilo, una de las tapias de la guardería está pegada a otro cementerio. Eso  si, a los niños se les cae el balón entre las lápidas y van a cogerlo tan campantes, incluso suelen traer alguna flor para adornar el patio de juego!

– y cambiando de tema  ¿Cómo veis la labor de los colegios profesionales?

Los colegios habían abandonado su labor sindical. Pero ahora deben recuperar la defensa de la profesión y de la propia arquitectura. Es la única entidad que lo puede hacer. Debemos apostar por la sociedad del conocimiento y ésta se encuentra en las asociaciones. Los colegios deben ser parte de  la Europa del conocimiento.

A la clase política sólo los colegios y empresarios les pueden hacer frente. Ahora vienen tiempos difíciles con las leyes que se nos presentan. De esta forma probablemente acabarán desapareciendo tal como hoy los conocemos, para terminar dando un visado de calidad, algo especial, que pueda garantizar los planeamientos y luchar contra la corrupción. Los colegios han de garantizar la respuesta de la arquitectura a sociedad. Los políticos los intentan eliminar, pero está claro que esto sería un error.

– os damos unas parejas de arquitectos y elegís el que mas os gusta.

Alvaro Siza  o  Miralles –  Alvaro Siza

zaha  o  Moneo – Moneo

Tuñon y Mansilla  o  Foa –    Foa    (es como si nos preguntáis a quien quieres más a papa o a mama!)

Herzog & de Meuron o  Sanaa – Sanaa (es muy duro tener que elegir esto!)

– ¿que expectativas tiene el estudio para le futuro?

En este sentido tenemos mucha confianza en el estudio, estamos acostumbrados a vivir como un acróbata en la cuerda floja. Un día está todo fatal y al día siguiente ganas un concurso y todo es de color de rosa.

Cuando empezamos teníamos unas expectativas poco halagüeñas y en realidad llevamos así cinco años y ahí estamos. Las crisis no nos afectan, pues siempre estamos en crisis! En realidad nos lleva apretando años. Y esta presión continua es la que no nos ha llevado a macizar Murcia!.

Y a la pregunta de cómo hacemos para alimentar a tantas bocas, la respuesta es que comemos poco!

vaumm arribe - foto de Aitor Ortiz

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