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SÉPTIMO MANDAMIENTO DEL ARQUITECTO PRODUCTIVO: Amarás tu salud sobre todas las cosas #ArquitectoProductivo

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¿Cuántas noches pasaste sin dormir en la Escuela de arquitectura?

Ya… que no se pueden contar ¿no? Pero bueno, aquello terminó y ya en el “mundo real”, has podido organizarte bien y no volver a pasar una noche sin pegar ojo. !Ah!… que no, que fuera de la escuela también te ha tocado trasnochar de lo lindo.

Pues sí, ¡los arquitectos tenemos una tendencia a ello de lo más sospechosa!  Es algo que hemos normalizado y llegar a las entregas del proyecto con unas ojeras de escándalo es lo habitual; de hecho, a veces !si no es así, es como que nos faltara algo!

Sobre todo ello y mucho más, va el séptimo post de la serie sobre “El arquitecto productivo”. ¿Nos  acompañas?

 

1_ DORMIR BIEN

El mundo en el que nos movemos los arquitectos es mucho más duro de lo que pudiera parecer. Curiosamente, esta dureza no viene provocada por la crisis, sino que ya de partida tenemos un punto masoquista que no nos ha hecho demasiado bien.

De hecho, entre nosotros se da por sentado que somos capaces de trabajar cientos de horas sin descanso y eso se toma, en muchos casos, como una de nuestras principales fortalezas.

Así, pensar que estar 24 horas sin dormir es algo de lo que podemos sacar pecho, es una idea extraña; de hecho, no es algo que nos haga ni más eficientes ni más productivos.

Como bien dice, Francisco Sáez  (fundador y CEO de la estupenda herramienta Facilething),

“(…) cuando estás cansado, estresado y agobiado, continuar no es una opción demasiado inteligente. Descansar es una obligación si quieres ser más productivo, un mejor profesional y más feliz en tu vida. Y no se trata sólo de dormir bien durante la noche. Se ha comprobado que realizar descansos cortos y muy a menudo durante el día es muy beneficioso para nuestro rendimiento”. (0)

Sin embargo, en vez de seguir estas indicciones, nos empeñamos en batir records de mantener los ojos pegados a la pantalla del ordenador. Nadie nos va a dar un premio por haber sobrevivido a base de pizzas y Coca-Cola durante una semana. La única recompensa que nos vamos a llevar, a medio plazo, es que nuestra salud nos dirá que está hasta el gorro de nosotr@s. Como bien sabemos los arquitectos, no es raro llegar hasta el final de entrega, aparentemente bien, y justo al día siguiente, nos ponemos malos con alguna gripe o lo que sea. Muchas veces, nuestro cuerpo (conectado con nuestro incosciente) habla por nosotros.

 

En un interesante post publicado en Plataforma de Arquitectura, podemos leer el siguiente comentario:

“En el último año tuve que parar durante unos meses por un cuadro de ansiedad y estrés muy grave, que me provocó un bloqueo mental que me impedía coger un ratón. El psicólogo no tiene ninguna duda: una de las principales causas es haber ignorado, sistemáticamente, las necesidades de descanso de mi cerebro durante años. Y las consecuencias físicas tampoco son poca cosa: caída de pelo, migrañas, insomnio, aftas en la boca, úlcera de estómago, etc. [Sara]” (1)

 

A buen seguro que, por mucho que nos pene, no es un caso aislado el comentario de Sara y estos excesos tan habituales en nuestro entorno, nos han hecho mucho más daño del que pudiéramos pensar.

 

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Fuente: http://www.iam-architect.com/

 

Con todo ello si queremos ser productivos y estar bien, organizar nuestra retira del día de forma lógica es más importante de lo que pueda parecer.

Nada de teles en el dormitorio, ni de iros con el móvil o la tablet a la cama. Cuando más estrictos seamos con estos hábitos, mejor que mejor. Aquellos tiempos de la escuela o de las entregas de proyectos o concursos, conviene que pasen al recuerdo cuanto antes y que no tengamos la romántica idea de retomarlos jamás.

Sobre el sano hábito de dormir bien, el experto en productividad, marketing y crecimiento personal, David Cantone, comenta que

“(…) La clave no es tanto irse siempre a la misma hora a dormir sino despertarse siempre a la misma hora. Acostúmbrate a despertarte todos los días a la misma hora y tu cuerpo ya se encargará de que descanses lo que necesitas. Luego tan sólo tendrás que escuchar a tu cuerpo, cuando dice dormir es dormir. Por supuesto, antes de que llegue la hora habitual de sueño aléjate de la televisión y del ordenador, y de cualquier cosa que requiera concentración, pues pueden mantenerte despierto a pesar de estar cansado y alterar tu reloj interno del sueño.” (2)

 

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Fuente: JOVARQ Jóvenes arquitectos

 

Dormir lo suficiente y de manera ordenada es un gran habito para nuestra salud y, en consecuencia, para nuestra productividad.

Unos se acostarán antes, otros después, pero no pierdas de vista tus rituales e intenta ser estricto con el tema.

También es cierto que, a algunos nos gusta madrugar y es ahí, a primera hora de la mañana, donde somos más eficientes. A otros no tanto y lo importante es seguir, dentro de un orden, nuestros biorritmos. Escuchar a nuestro cuerpo es siempre un buen plan.

En cualquier caso, los tiempos de los excesos y el desorden han de pasar a mejor vida.

 

2_ MASOQUISMO ARQUITECTÓNICO

Desde pequeños nos enseñan a trabajar duro y nos cuentan que la felicidad, si llega, llegará al final del camino, cuando hayamos alcanzado grandes metas.

Refranes como “el trabajo duro purifica el espíritu”, muchos los tenemos metidos en nuestra cabeza y, sin darnos cuenta, nos guían por sendas demasiado arduas. Nos convencemos de que debemos currar como locos, de que lo de disfrutar no es para nosotros, y vamos a por esos grandes objetivos. Con ello, trabajamos sin descanso para alcanzarlos, olvidando que, de que tan grandes que son, casi seguro que no los conseguiremos.

De esta forma, la frustración y el cansancio se van instalando en nuestras vidas.

 

Así, los arquitectos, como apuntábamos en la introducción a este post, tenemos cierta tendencia al masoquismo. Es como si fuéramos buenos soportando. ¿Soportando qué? Casi todo, desde que nos ninguneen hasta que nuestra profesión haya sido avasallada con normativas y restricciones que nos atan de pies y manos, sin que nadie haya protestado demasiado. Sobre el exceso de responsabilidad en la obra y el abuso de los seguro –más en estos tiempos de penurias laborales- es increíble que nunca desde nuestra instituciones se haya puesto el grito en el cielo.

 

En psicología hay un mecanismo de defensa que se llama retroflexión y que viene a ser que la mala leche que no sacamos contra los demás, se termina volviendo contra nosotros mismos. De hecho, muchas enfermedades o dolores, vienen justo por este “comérnoslo todo”. En palabras de  M. Angeles Molina:

“El retroflector traza una línea muy clara que marca el límite entre él y el ambiente, pero la realiza por en medio de sí mismo. Se ve a él y a “él mismo” como dos cosas distintas. Deja de dirigir sus energías hacia fuera, reorientando su actividad hacia adentro y se sustituye a sí mismo por el ambiente. Literalmente llega a constituirse en el peor enemigo de sí mismo.” (3)

 

De hecho, esta tendencia a machacarnos, es el mejor ejemplo, de cómo, por un lado, calculamos bastante mal el tiempo que nos cuesta realizar los proyectos (tanto cuando somos estudiantes, como después con el paso de los años) y, por otro, tenemos una tendencia al perfeccionismo que nos hace querer dejar todo niquelado.

Todo ello hace que, poco a poco, vayamos decayendo y que de aquel resistente y entusiasta estudiante de arquitectura quede más bien poco.

Como bien dice Joaquin Olivas, cuando más energía necesitamos, normalmente, menos tenemos,

“La energía es un activo que poco a poco vamos perdiendo, a medida que vamos envejeciendo, sin embargo, hay formas de recuperarla.   La paradoja y lo importante del tema, es que a la vez que vamos creciendo, nuestras responsabilidades aumentan.   Terminas la carrera, te casas, tienes hijos, un nuevo trabajo o un negocio, y de pronto las exigencias se vuelven más, y paradójicamente tu energía natural se vuelve menos.” (4)

Exigirnos mucho está bien, pero la auto-exigencia desmedida nos hace mucho daño, tanto a nosotros como a quienes nos rodean. Necesitamos tratarnos bien y estar frescos para el día a día; si no, casi sin darnos cuenta, nos vamos desvaneciendo y dejamos de estar a tope en nuestro trabajo y, en consecuencia, en la vida.

Así, permitirnos hacer las tareas sólo lo “suficientemente bien”, puede ser igual de útil o más.

 

Con todo ello y con esta tendencia a callar y currar, vemos que perdemos mucho. Nos ponen plazos de entrega imposibles, a los que por A o por B, decimos que sí, y eso hace que estemos siempre con la cuenta atrás encima. Esta situación es nefasta  tanto para el proceso creativo, como para la ejecución técnica del proceso.

Todo esto nos “obliga” a meter todas las horas del mundo, cuando, ya hemos visto en otro post de esta misma serie, esto no es nada productivo. Lo de pensar que a  más horas más productividad es un gran error, demostrado científicamente y países como Suecia, lo van teniendo claro (ver aquí).

Las prisas son lo peor que hay, y eso de que “me encanta trabajar con mucha presión; es cuando mejor curro”, es un cuento chino que nos contamos para negar la verdadera realidad. Así, nuestros proyectos se resienten; pero lo que es peor, quien se viene abajo es nuestra salud.

 

Como consecuencia de lo anterior, llegar en el último minuto a la oficina de correos y mandar los paneles del concurso es, nuevamente, una muestra de irresponsabilidad.

Sí, ya… que esta afirmación suena muy fuerte, pues más fuerte es perder un mes de trabajo por no haber entregado los paneles para un concurso con un margen de tres horas, para poder llegar tranquil@. ¿Qué otra empresa se puede permitir un riesgo así? ¡Ah! ¡Que los arquitectos no somos empresas! Pues con eso nos lo estamos diciendo todo y te animamos a echar un ojo a este post.

 

¿Acaso te gustaría un doctor que te atendiera si lleva dos días trabajando, sin saber si ha dormido o no? Bueno… mal ejemplo, porque esto de las guardias de los hospitales viene a ser lo mismo… Mejor otro ejemplo… Los que seguro que están bien frescos cuando te van a hacer un empaste son los dentistas; éstos no saben ni de qué hablamos cuando escribimos este post; lo cual no es una crítica, sino envida malsana de nuestra parte hacia ellos.

 

Así, en general, nos conviene entender que trabajar como burros más que una fortaleza –muy propia de los arquitectos- es una maldición. Lo que en realidad  nos conviene muy mucho, relajarnos para poder estar en un punto más creativo.

Estar en nuestro fluir natural y con la motivación a tope, son los mejores garantes de nuestra salud y de nuestra eficiencia personal.

Sobre este tema sabe mucho el experto en neurociencia, motivación y liderazgo, Mario Alonso Puig,

“(…) Si tenemos en cuenta, por ejemplo, que los genes –unidades funcionales dentro del ADN–, son los que expresan muchos de los rasgos de nuestra personalidad, es importante referirnos a una ciencia que se llama epigenética, una ciencia muy sólida que ha demostrado que el estado emocional de una persona, a través de mediadores bioquímicos, es capaz de hacer que unos genes se expresen y otros se queden dormidos. Esto quiere decir que desde la ilusión, desde la motivación, desde el compromiso, desde la fe en nosotros mismos –sobre todo si nos rodeamos de un entorno nutritivo, y no de un entorno pesimista, humillante, desvalorizador–, las posibilidades que tenemos de hacer emerger elementos genéticos muy positivos es mucho mayor que si nos dejamos hundir en la desesperanza y en el desánimo, o nos rodeamos de personas que solamente nos están recordando lo que nos falta, y no lo que tenemos.” (5)

 

No nos digáis que no es fuerte que con nuestra actitud, con cómo pongamos a trabajar nuestra mente, se puede llegar no sólo a mejorar nuestro cuerpo físico más evidente, sino que ¡incluso nuestros genes puede variar!. Saber que esto es así, nos debiera poner las pilas y no dejarnos llevar por el bucle de pensamientos negativos que muchas veces nos asola. Desde ahí, sólo generamos cortisol y vamos matando nuestras conexiones neuronales.

Sin embargo, si somos capaces de realizar tareas concretas, alineadas con grandes sueños, y saliendo de nuestra zona de confort, nuestro cuerpo segrega dopamina y serotonina y, así, el camino es más sencillo.

Por cierto, esto de las grandes metas está muy bien, pero siempre y cuando seamos capaces de alinearlas con pequeños pasos (método Kaizen) que podamos hacer desde el disfrute y que nos alejen del estrés y las falsas expectativas.

 

3_SALUDAR A LOS BUENOS HABITOS, DESPEDIR A LOS MALOS.

Como vamos viendo en esta serie del “arquitecto productivo”, gran parte del truco para ser más productivo, es comenzar a dejar de hacer ciertos malos hábitos. En realidad, están los hábitos y los falsos hábitos; siendo estos últimos los que solemos tener integrados, sin, muchas veces, darnos cuenta de ello. Además, los falsos hábitos tienen mucho que ver con las creencias que tenemos integradas en nosotros mismos. Estas creencias, muchas veces, no son demasiado positivas y nos dejan anclados en el “no puedo” o “no vales”. Desde la psicología se les llama introyectos y son mucho más poderosos de lo que nos imaginamos.

Por eso, conviene tener muy claro qué es eso que no nos deja estar en donde realmente queremos, y acceder a la clave no es sencillo, pues estas creencias negativas o introyectos están bien anclados en el inconsciente. Llegar a ellos es todo un reto, pues el cerebro se puede (y se debe) reprogramar para poder ser quienes realmente queremos ser.

 

Pero entrando, en algo más concreto respecto al tema de cambio de hábitos, hay muchas cosas que sí podemos hacer desde nuestra parte consciente. Lo podemos hacer, pero no lo hacemos y es estar a foco con lo que realmente toca hacer en cada momento.

Esta idea va de la mano de lo que veíamos en un post anterior del peligro de las interrupciones. En este sentido Sergio Fernández es muy claro: “Elimina distracciones  e interrupciones de tu vida y la tarea que hacías en 10 horas, la harás en 8”. (6)

Es increíble la cantidad de malas costumbres que hemos ido incorporando en nuestro día a día. Sin embargo, en el momento que mandamos a paseo nuestra afición a la procrastinación (ver aquí) o nuestro complejo de bomberos (ver aquí), nuestro mundo cambia, y con más tranquilidad, somos capaces de ser mucho más productivos.

Sobre todo esto, Tania Sanz (fundadora de Habitualmente) comenta que,

(…) En un panorama ideal tener hábitos buenos, te permite navegar en una vida saludable sin esfuerzo, porque no tienes que tomar la decisión saludable en todo momento (es automática). La mala noticia, es que los hábitos también pueden ser poco saludables. Entonces inconscientemente tus decisiones y acciones, se encaminan a un estilo de vida poco saludable.

Por eso, se vuelve muy importante contar con hábitos saludables.” (7)

 

Sin embargo, aunque racionalmente entendamos que será mejor, por ejemplo, trabajar en una mesa ordenada y con pocas cositas encima de ella, nuestra tendencia, casi seguro que, será a abarrotarla de cacharritos y papelotes, muchas veces con ingenua idea de que al verlas encima de la mesa las haremos más rápido. Esto es un tremendo error, mucho mejor despejar todo, dejarlo ordenado en un lugar accesible y acceder a esta información, documento o cosa, cuando nuestro sistema de gestión de tareas nos lo indique.

Pero claro esto, es un nuevo hábito y, como todos ellos, aun siendo constante y preciso, lleva un tiempo integrarlo en nuestro día a día. Así que ¡poco a poco!

 

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Con ello, para integrar cualquier hábito necesitamos ciertas “normas” y mucha disciplina. Sin fuerza de voluntad el tema se complica sobre manera; por eso, cuando nos ponemos manos a la obra, tenemos que estar con la motivación por las nubes.

También es cierto que, estas decisiones podrían parecer que van en contra de nuestra propia libertad, pero, la realidad, es que precisamente por tener ciertos parámetros nuevos podemos seguir siendo libres en un nuevo escenario que, curiosamente,  es más respetuoso con nosotros mismos.

Es como si alguien quiere jugar al ajedrez modificando las normas para ser más libre; seguro, que no lo consigue. Jamás en una partida, las propias reglas de juego coartan la creatividad del jugador. De manera similar ocurre con los hábitos; una vez asumido el esfuerzo para conseguirlos, siempre nos permiten acceder a un nuevo nivel de eficiencia.

Así, José Ignacio Azkue  (consultor Artesano en Productividad Personal y GTD) apunta,

“(…) Se actúa sin disciplina porque, el ser humano tiende, ante varias opciones, a elegir la más fácil, la que le da satisfacción inmediata, en vez de elegir la difícil, la que le va a dar más satisfacción y mejores resultados, pero en un futuro no inmediato. La falta de disciplina nos lleva a aplazar la ejecución de lo que realmente deberíamos hacer de un modo irracional.

Nadie duda ya de  que la productividad personal se basa en unos hábitos que debemos de adquirir o modificar. La disciplina a través de la repetición nos ayudará  a adquirir esos hábitos con los que mejorar nuestra productividad.” (8)

 

Y aunque muchas veces seamos muy conscientes de todo lo expuesto hasta ahora, los arquitectos habitualmente trabajamos diez horas al día -en entregas de proyectos, pueden ser muchas más- y los fines de semana, más de lo mismo.

Pensamos, ilusoriamente que por trabajar tantas horas la productividad será altísima, cuando, la realidad es bien diferente y lo que nos dice es que con esas horas de más lo que hemos conseguido es, como mucho, un poco más, no mucho más. A esto hay que unir que si trabajamos más de la cuenta un día, al día siguiente, seguramente, comenzaremos la jornada con menos energía.

Y, como bien sabemos, los arquitectos somos especialistas en encadenar largas jornadas de trabajo. Mucho por cambiar y, además, conviene hacerlo desde las propias escuelas para no crear tan malos hábitos.

 

A todo ello hay que sumar que, rápidamente, nos habituamos a comer lo que sea y a toda leche (y si te descuidas delante del ordenador ¿a que sí?) vaya… que ¡somos de traca! Cualquier atisbo de buen hábito brilla por su ausencia.

Por ello, no hay que olvidar que, como bien nos recuerdan desde la Organización Internacional del Trabajo, “(…) una alimentación no adecuada de los trabajadores puede causar pérdidas de hasta 20% en la productividad.” (9)

Ah!! Y ¿¡qué nos dices de ese propósito que hiciste el día de año nuevo de este año!? Seguro que juraste y perjuraste que, por fin, irás al gimnasio o a correr de manera regular. Sí ¿no?

 

Así, uno de los problemas de los hábitos es que nos los contamos a nosotros mismos, pero luego se nos termina olvidando lo que nos propusimos. Una forma buena de que haya un compromiso real con dicho hábito, es compartirlo. Sin ir más lejos, por ejemplo, las redes sociales son buen sitio para ir contando lo que te propones; en el momento que lo haces público ya tienes más posibilidades de conseguirlo.

Sobre esto habla Jordi Fortuny (consultor en Efectividad centrada en personas y Liderazgo efectivo en Efectivitat.com),

“(…) La clave del éxito para implementar nuevos hábitos es rendir cuentas; es decir, tener a alguien con quien te puedas comprometer. Como eso no siempre es fácil, no hay nada mejor que tener una comunidad de gente que está implementando el mismo hábito que tú, que tiene los mismos problemas y que, por lo tanto, puede ayudarte a solucionarlos.” (10)

 

En realidad, como bien sabéis, pillar un nuevo hábito viene a costar por lo menos 21 días, que, curiosamente, es lo que tarda en nacer una nueva neurona. Y ¡esta es otra buena! si salimos de nuestra zona de confort sin dejarnos llevar por pánico, nuestro cuerpo comienza un curioso y fantástico proceso que se llama neurogénesis. Así, volviendo a las palabras del Dr Mario Alonso Puig, podemos saber que, “(…) Los individuos que abrazan la incertidumbre y tienen pasión aumentan la conexión entre sus neuronas. Esto hace que se vuelvan más inteligentes. Este proceso se llama neuroplasticidad. La conexión entre neuronas provoca también el movimiento de las células madre a los hipocampos y esto produce la neurogénesis o producción de nuevas neuronas”. (11)

 

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Así que, si tenemos buenos hábitos y estamos en nuestra creatividad natural, nuestro cuerpo segrega hormonas que hacen que nos sintamos mejor y las conexiones neuronales aumentan. Y esto a buen seguro que nos hará, sí o sí, más productivos y eficientes.

 

Ahora, nos encantaría saber más sobre tus hábitos; cuáles te han sido de más ayuda y cuáles se te resisten más.

 

Autores del post: Agnieszka Stepien + Lorenzo Barnó (Stepienybarno)

(0)_ Descansar adecuadamente, clave para tu productividad

Por Francisco Sáez 

https://facilethings.com/blog/es/rest

(1)_ Opinión de nuestros lectores: los pros y los contras del trasnoche en la arquitectura

http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/764628/opinion-de-nuestros-lectores-los-pros-y-los-contras-del-trasnoche-en-la-arquitectura

(2)_ 12 Formas de Evitar (y Superar) el Agotamiento de Tener un Blog

Por David Cantone.

(3)_ Mecanismos de defensa: Retroflexión

Por M. Angeles Molina:

https://centropsinergia.wordpress.com/2013/01/04/mecanismos-de-defensa-retroflexion/

 (4)_ Gestiona primero tu energía y después tu tiempo

Por Joaquin Olivas

http://enfocatuvida.com/gestiona-tu-energia-no-tu-tiempo/

 (5)_ Entrevista a Mario Alonso Puig

http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/emociones-y-autoayuda/entrevista-dr-mario-alonso-puig-12508

(6)_ Productividad y gestión del tiempo.

Por Sergio Fernández.

(7)_ La estrategia de hacer dos cosas al mismo tiempo para formar un hábito nuevo

Por Tania Sanz 

(8)_ Hábitos y autodisciplina: El Camino hacia el Éxito

Por José Ignacio Azkue    

http://deproconsultores.com/productividad/habitos-y-autodisciplina-el-camino-hacia-el-exito

(9)_ La Alimentación en el Trabajo. El enfoque de la OIT.

http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/—sro-santiago/documents/genericdocument/wcms_209990.pdf

(10)_ Propuesta para implementar nuevos hábitos en tu vida.

Por  Jordi Fortuny 

http://efectivitat.com/2015/12/propuesta-implementar-nuevos-habitos/

(11)_ La pasión aumenta la inteligencia, según Mario Alonso Puig

http://www.yorokobu.es/la-pasion-aumenta-la-inteligencia-segun-mario-alonso-puig/

 

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6 COMENTARIOS
  1. StepienyBarno

    Muchas gracias, Ángel. Buen ejemplo el tuyo.
    En realidad, la neurociencia, con la neuroplasticidad, epigenética y neurógenesis, lo único que hace es animarnos a ser más creativos; lo cual, siendo arquitectos, es fundamental.

  2. Ángel Granda

    Hablando de los hábitos, hace ya casi un mes empecé a subir día tras día, como parte de un reto, a redes sociales una foto de una acuarela (relacionada con la arquitectura) que hacía ese mismo día.
    Objetivos: dos. No sabía dibujar con acuarela, y a dibujar se aprende dibujando. Eso es lo que siempre me han dicho en la Universidad. Con lo que el objetivo principal era aprender a utilizar la acuarela.
    El segundo objetivo era crear un hábito nuevo. Desconocía el tema de la neuroplasticidad. Pero muy relacionado con ello, sabía que las nuevas actividades te hacen ser más creativo (otra carencia que tengo).
    Un post genial, enhorabuena! 😉

  3. Carlos Cámara

    ¡Muy bien dicho!

    Precisamente esto es algo que me tomé como una lucha personal durante la carrera. Nunca me ha parecido bien la leyenda que se ha forjado alrededor nuestro por la cual para ser buen arquitecto hay que pasar noches sin dormir, y que cuanto menos duermas mejor proyecto tendrás porque te habrás esforzado más. Precisamente por eso, por principio, dormí todas las noches de la carrera (algunas más, otras menos) y siempre fui afeitado a las entregas de proyectos. No solo no quería pasar por el aro sino que más bien pienso -como decís- que no dormir es, en muchas ocasiones, sinónimo de no haberse organizado bien.

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