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Blog de STEPIEN Y BARNO – publicación digital sobre arquitectura
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ARQUITECTURA Y EMPRENDIMIENTO

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Como veíamos la semana pasada son tiempos complicados para los arquitectos y para la arquitectura. De todas formas, ésta se las ha apañado para acompañar a los seres humanos desde el principio de los tiempos; malo sea que ahora, nos la carguemos de cuajo, aunque con lo burros que somos, todo es posible.  Así, la situación del arquitecto, o por lo menos del arquitecto como lo hemos conocido a lo largo del siglo XX, se encuentra en un momento crítico.

Por ello, ante la gran precariedad laboral que nos asola, cada vez se oyen más palabras como emprendimiento, coaching, reinvención o nuevos modelos de negocio.

Sobre ello y nuestro querido mundo arquitectónico, va la entrada de hoy.

El país se cae a pedazos, o mejor dicho a recorte limpio. Los que mandan no parece que hayan sabido gestionar bien el barco; bueno, su barco particular sí (alguno demasiado bien), pero el barco grande, el de todos, se va ha a pique con todas las de la ley. Echando un vistazo rápido a los números, el resultado no puede ser más desesperanzador: más de 5 millones de parados; es decir, una tasa de desempleo (20%), justo el doble que el resto de la Eurozona. La mitad de gente joven en situación de desempleo; en el caso de los arquitectos peor aún, como se puede comprobar en el último informe del Sindicato de Arquitectos. Y, por si fuera poco, de toda esta cantidad impresentable de parados, más de 3 millones llevan más de un año buscando empleo.

Aun así, por increíble que parezca, España no explota y más o menos los de arriba se mantienen con cierta tranquilidad en el poder. Eso sí, para calmar nuestros nervios en los últimos años el propio sistema se ha encargado de inventar nuevos palabros que nos hacen soñar con un futuro mejor.

A día de hoy, parece que quien no es emprendedor es por que no quiere, y además, tonto, porque no tiene más que ponerse a emprender y ya verá qué bien le va. Pues de eso nada, cuatro de cada  cinco pequeños negocios que se ponen en marcha, terminan fracasando*. ¡Ah!! Pero, el nuevo código de gente molona, lo tiene todo controlado, el fracaso es lo que más se lleva; ahora toca la cultura del fracaso, es lo que da garantías de que eres un auténtico valiente de la emprenduría. Sin embargo, la realidad es bien distinta, pues no es lo mismo emprender y fracasar en Silicon Valley, con mil ayudas para antes y después de liarla, que hacerlo en nuestro valle de lágrimas nacional que si la pifias te quedas con el culo al aire.

Pero bueno, si os parece, vamos a traer el hilo conductor de este post a nuestro mundillo arquitectónico.

Vaya por delante que, a pesar de lo negro que pinta todo, estamos convencidos de que el arquitecto, en el momento en que coja conciencia de que además de hacer arquitectura, puede aprovechar su capacidad de leer situaciones complejas dando una respuesta sencilla en otros territorios, más allá del proyecto arquitectónico, tendrá mucho terreno ganado. Lo cual no significa hacer bandera de otro de los términos de moda: reinventarse.

En este sentido, mejor que no nos dejemos engañar por el mundo couching en el que, de repente, todo es de color de rosas, haciendo de sloganes baratos, grandes oportunidades. El  “yo puedo” (porque yo lo valgo) y “persigue tus sueños”, es la clave de toda esta palabrería. Unas cuantas sesiones de pensamientos positivos y ¡a por todas! Pues no, la realidad es mucho más compleja: de hecho, los arquitectos somos especialmente complejos y no basta con creer en uno mismo, con saber de lo que es capaz (de todo y más, of course); las ideas bonitas están muy bien, pero llegan hasta donde llegan y a donde no llegan, llega Asemas, la Hermandad, las cuotas del Colegio de Arquitectos y compañía.

Pero tranquilos, tenemos una nueva palabra que nos puede sacar del atolladero: Crowdsourcing. ¿Y qué es esto?. Pues, consiste en “externalizar tareas que, tradicionalmente, realizaba un empleado o contratista, a un grupo numeroso de personas o una comunidad, a través de una convocatoria abierta.” ** Bueno, ya veis que se trata de algo parecido a los concursos de arquitectura de toda la vida. Y ya sabemos cómo las gasta este sistema; es más, con la llegada de la crisis y “el todos a una” vamos a hacer concursos, éstos terminaron de rematar nuestra caída en picado como colectivo. En el momento en que la cosa se pone muy mal, como es el caso, el exceso de oferta no mejora la calidad del trabajo, pues quien contrata tiende a mirar sobre todo la bajada de honorarios que luego no sirve ni para cubrir gastos para el afortunado que la consiga.

De todas formas, también es cierto que la idea de Crowdsourcing, también se puede usar para bien; sin ella, no hubiera sido posible algo tan increíble como wikipedia.

En realidad, todos estos conceptos, no tienen nada de malo en sí mismos; el problema es que, muchas veces, se tergiversan o se abusa de ellos. Ya sabéis, hace diez años nada era sostenible y, de repente, hoy todo es verde y eficiente. Igualmente ocurre en el mundo de la empresa, aparecen nombres que se cuelgan como san benitos con la ilusión de que de tanto repetirlos algo bueno ocurrirá, cuando, en realidad, lo que sucede, en la mayoría de las ocasiones, es que aparecen falsas esperanzas que distraen la atención de los problemas reales.

En cualquier caso, con todo este rollo no queremos decir que no haya que hacer algo; es más, como no lo hagamos, los arquitectos lo tenemos más complicado que nadie. Un mínimo de estrategia empresarial (por mucho que se nos revuelvan las tripas a los arquitectos con estas palabras) conviene tener y, además,  tener bien presente.

Igualmente, a pesar de los fuegos del artificio, hay que reconocer que el mundo del emprendimiento tiene la virtud de plantear ciertas cuestiones que sí son importantes. Entre ellas, las que más nos sirven a nosotros son:

1. Saber qué es lo que realmente sabemos hacer muy bien. No hacer de todo, o lo que siempre hemos hecho como arquitectos, es un buen primer paso para cambiar las reglas del juego.

2. Preguntarnos si nuestros servicios pueden satisfacer un nicho de negocio real; es decir, que no sigamos todos los arquitectos ofertando proyectos de arquitectura al uso. Sin duda, nos traerá  más cuenta entender qué sabemos hacer que nos distinga a unos arquitectos de otros.

3. Por último, siendo muy conscientes de lo mal que está el patio, conviene ofertar servicios que tengan un cliente objetivo y si para ello hay que transitar por los márgenes de la arquitectura, pues habrá que hacerlo. Unos seguirán al pie del cañón, proyectando lo poco que haya que proyectar, mientras otros tendrán que aprender a vivir en esta perifería arquitectónica.

Con todo ello, y con ganas de abandonar este tono un tanto  pesimista de los últimos post, prometemos intentar ser más positivos en entradas venideras. En realidad, estamos seguros de que lo conseguiremos, pero, de vez, en  cuando viene bien, pensar en voz alta con tod@s vosotr@s, dejando salir lo que tenga que salir.

Autores de la entrada: Stepienybarno _ Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó

* http://cnnchile.com/noticia/2013/02/18/emprendedores-uno-de-cada-cuatro-fracasa-en-su-primer-intento

http://www.barcelonanetactiva.com/barcelonanetactiva/images/cat/El_80%25_de_las_Pymes_fracasa_antes_de_los_cinco_anos_tcm78-24810.pdf

** http://es.wikipedia.org/wiki/Crowdsourcing

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-¿ESTUDIOS DE ARQUITECTURA O EMPRESAS DE ARQUITECTURA? _ Aquí.

-PROYECTOS DE IDENTIDAD DIGITAL DE ARQUITECTURA _ Aquí.

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Autores de la entrada: Stepienybarno

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1 COMENTARIO
  1. observer

    El tema además de dramático es muy complejo… Algunos estamos convencidos de que lo que está sucediendo es el inicio del fin del trabajo, lo cual es un cambio histórico monumental. Muchos autores apuntan en esta dirección (el más reconocido probablemente sea Jeremy Rifkin) y el razonamiento es muy simple: sencillamente, la mecanización y el impresionante aumento exponencial de la productividad gracias a la informática han hecho que cada vez se necesite menos masa laboral, y el proceso es irreversible. Los políticos insisten en pedir que aumentemos la productividad y eso es absurdo, pues la productividad ya está desbocada, los ordenadores hacen muchas cosas (sólo hay que pensar la cantidad de trabajo que «roban» a arquitectos y delinenates). Hasta ahora nuestra cultur ha resuelto este problema inventando trabajos absurdos para tener a la gente entretenida, en las ciuades básicamente todos somos burócratas moviendo papeles y teléfonos, pero no producimos nada.

    Hay que cambiar el chip. Los políticos no deberían prometer «pleno empleo» sino «nulo empleo»: acercarnos a una sociedad en la que el trabajo sea resuelto con la menor fuerza humana posible, con un sistema de reparto que permita a cada uno dedicar su tiempo a lo que quiera. Lo mismo que nos sucede a los arquitectos está pasando con periodistas, trabajadores del campo y la industria, licenciados de todo tipo, etc. Lo importante es no hacer cada uno la guerra por su cuenta pues este problema es global y nos compete a todos como comunidad.

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