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Blog de STEPIEN Y BARNO – publicación digital sobre arquitectura
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REFERENTES ARQUITECTONICOS

 

EGO stepienybarno

 

Cuando el alumno de arquitectura entra en la universidad, lo hace con toda la ilusión del mundo. Es una carrera tan bonita como dura, donde el entusiasmo de los estudiantes suele ser desbordante. Muchas veces, esta ilusión es producida por un buen profesor, pero otras veces lo generan los referentes que el alumno empieza a tener nada más pisar las aulas de arquitectura. Sobre este segundo caso nos vamos a centrar hoy.

 

Al entrar en la carrera, este entusiasmo permite al alumno una desbordante capacidad de sacrificio, que le llevará a ir realizando sus primeros trabajos. Normalmente la máxima intensidad se da en la asignatura de proyectos, donde rápidamente se comienza a buscar referentes en los que inspirarse. Y estas referencias arquitectónicas han ido variando con el paso de los años, y la aparición en el firmamento arquitectónico el gran circo mediático de la arquitectura.

Cuando se habla de arquitectura sin presencia, nos estamos refiriendo a esos proyectos que se asientan en el lugar sin hacer mucho ruido y que terminan pareciendo que lleva allí toda la vida. Normalmente es producida por arquitectos sensatos y honestos que nada tienen que ver con la farándula de la arquitectura. Debido a este anonimato, estos buenísimos arquitectos en la mayoría de los casos reciben un reconocimiento más bien escaso, y no son tenidos en cuenta como referentes en igual manera que los arquitectos acostumbrados a pisar por la alfombra roja de la arquitectura. Como ya hemos comentado en más de una ocasión, el problema no es tanto lo que ellos generan en si mismos, sino que se acaban convirtiendo en los ídolos de muchos de nuestros estudiantes.

Esta dudosa idolatría, es la que está presente en las escuelas de arquitectura, mientras todavía se va consolidando el incipiente ego de más de un estudiante. En nuestras aulas existe una excesiva competitividad entre los alumnos para ser el mejor, en detrimento de valores como el compañerismo o la solidaridad. Muchos de los alumnos cuando tienen un par de ideas medio claras, se encargarán de machacar todo aquello que no concuerde excesivamente con ellas. Todo lo que ven en sus ídolos, se reproduce de manera literal entre las paredes del saber arquitectónico. Esta crítica (nada constructiva) que se produce desde los primeros años de la carrera es consentida y en algunos casos alentada desde la pizarra, haciendo las delicias de los alumnos más sedientos de éxito y reconocimiento. La prepotencia de algún profesor, hace que las clases (sobre todo de proyectos) se conviertan en una exaltación de su persona, y un marcado a fuego de su forma de entender la arquitectura en su grupete de alumnos preferido.

Cierto es, que estamos generalizando en exceso, y para nada esto es aplicable a todos los profesores y ni mucho menos a todos los alumnos, pero no nos negarán que será complicado encontrar en otra carrera con tanta falta de humildad como en arquitectura. Y el exceso de orgullo de muchos estudiantes es directamente proporcional al ego desbocado de nuestro star-system internacional y a la chulería de más de un arquitecto de nuestro propio territorio. A la carrera de arquitectura no llegan los alumnos con egos más indomables, es una cuestión del paso del tiempo lo que provoca el problema. Mientras que en el desembarco en la vida real gran parte de estos descontrolados egos lucharán por destacar en un mundo cada vez más complicado. Ahí les esperaran los arquitectos más asentados y consolidados, que tratarán de que no aparezcan nuevas estelas que puedan hacer temblar los cimientos de su auto-construida fortaleza de marfil.

Quizás no hayamos estados muy positivos en nuestra visión de la jugada, así que como siempre os animamos a darnos vuestra opinión sobre el asunto y a ver si entre todos conseguimos buscar un rayo de esperanza!

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26 COMENTARIOS
  1. LetraLoggia

    Hola.

    Gran tema de discusión.
    El daño se encuadra en una problemática de modelo social: el dominio del modelo del triunfador que levita por encima del bien y del mal. A este juego se han entregado cientos de profesionales dedicados a la docencia, formados en los años 70 y 80, ávidos de figurar y colocar sus obras en no sé qué star system, por encima de dedicarse a lo que deberían haberse dedicado. Así, tenemos unas escuelas que han ido por un lado, y una industria de la construcción que ha ido por otro. De la desconfianza mutua, hemos llegado a los salarios miserables, a los falsos autónomos, y al paro terminal, insospechadas metas cuando uno es estudiante en un aula en la que dos tipos se dan codazos en plan «qué buenos somos» delante de 300 alumnos que les escuchan, hablando de proyectos-hazaña ajenos y propios…mientras, en realidad, en sus propios proyectos de ejecución, faltan suficientes detalles constructivos (si es que hay alguno) como para que los encuentros conflictivos queden sin resolver. Y claro, a ver quién es el guapo que atiende bien una obra, si tiene una clase de proyectos de Foster que dar, faltaría más…

    Otro problema: el arquitecto trabaja en una sociedad que, en armonía con el profesional-estrella que no pisa la obra sino para pavonearse, está esperando cual ave de rapiña a que lleguen los 9 años y medio de seguro decenal para denunciar al director de la obra. Esta sociedad tampoco es mejor que sus directores de obra: en realidad, el daño es medular, está en el tipo de sociedad que hoy nos ha llevado a esta ruina, y de la que todos formamos parte, de modo que el cambio está en manos de todos.

    Así, incluso el buen profesional que no ha buscado notoriedad, que ha sido honesto con su oficio duramente aprendido y que ha llevado hasta las últimas consecuencias la extenuación que supone sacar una obra adelante, ve recompensado su trabajo con una serie de denuncias que no le provocan sino dolor de cabeza y decepción, aunque se sepa limpio e inocente.

    Adjudicar culpas y encontrar culpables es sencillo, y, como apuntáis, toda generalización es injusta, pero a mi entender, el problema es de modelo social. En cuanto al sector de la Construcción, modestamente opino que falta visión global de la situación y, sobre todo, ganas de entenderse para arreglarlo: por ejemplo ¿cómo es posible que entre las Escuelas de Arquitectura y los centros que forman a los profesionales de la Construcción (Centros de Formación Profesional, Institutos de la Construcción, etc), la colaboración sea INEXISTENTE en muchos casos a pesar de estar en la misma ciudad?
    La docencia, no lo olvidemos, FACULTA para trabajar, y el trabajo en la construcción es en equipo. Así, existe un tejido industrial en el que el arquitecto es un ególatra millonario que levita y al que hay que intentar puentear, y al revés, el profesional de la construcción es…bueno, que cada uno valore cómo le han enseñado a él en la escuela la existencia de unos gremios profesionales de la construcción.

    A pesar de todo, hay que empezar a arreglar esto, como bien apuntáis, y la mejor manera es poner el problema sobre la mesa, así que chicos, chapó de nuevo.

    Un saludo…

  2. Julen

    Paraos por un instante a pensar en vuestras vidas. Echad la vista atrás y recordad los buenos profesores que habéis tenido desde que entrasteis al colegio de pequeños por primera vez. Yo creo que en total, contando la educación básica, el bachillerato, cou, la carrera, los cursos extras, las clases de idiomas, la música, el piano, las clases de apoyo de cualquier asignatura, las clases de deporte, las academias, los profesores de refuerzo, etc, etc, … los buenos profesores de verdad puedo contarlos con los dedos de una mano. Muy pocos profesores me han marcado. Muy pocos profesores me han influido y me han dado fuerza para continuar estudiando.

    No es un problema de la escuela… es un problema de la educación en general… lo que ocurre es que la Escuela nos pilló más mayores y nos dimos cuenta de más cosas.

    No hay buenos profesores porque no saben a lo que se dedican ni tienen idea de cómo promover en el alumno las “ganas y la ilusión” por aprender. Es muy difícil transmitir el verdadero conocimiento, ya que el verdadero conocimiento nace de la voluntad de querer buscar un camino por uno mismo. Un buen profesor no es aquel que te explica la asignatura de la lección 1 a la lección N y cumple el programa y repite como un lorito todo lo que tiene que repetir para ganarse el sueldo… un buen profesor es aquel que te despierta el deseo de comprender el por qué… de ir más allá… de conocer… que te despierta el ansia por seguir aprendiendo… que te impulsa y te empuja a continuar hacia delante para descubrir por ti mismo hasta dónde eres capaz de llegar…

    Un buen profesor es el que hace que sentarte a estudiar sea una verdadera maravilla… un buen profesor es el que planta dentro de ti una semilla sin que tú te des ni cuenta… y esa semilla haga que seas tú mismo el que aprendas, sin que nada ni nada te tengan casi que explicar nada.

    No hay buenos profesores porque no emocionan, ni ilusionan, ni saben despertar las ganas del alumno para equivocarse… para fallar… para arriesgar… para acertar… y en la escuela para qué hablar… madre mía…

    En mi vida recuerdo a 5 profesores realmente buenos. Son los que realmente me hicieron continuar hacia adelante. Son los que me hicieron de verdad interesarme por las cosas…

    Todo esto es muy complejo, la verdad. La escuela de arquitectura jamás contará con buenos profesionales de la enseñanza mientras allí esté metido todo el que ha estado explotando en sus estudios a la mano de obra barata que ellos mismos formaban desde sus púlpitos de oro. Todo vale hoy en día para ser profesor de arquitectura o para dar conferencias o para hacer exposiciones o para impartir cursos o para organizar workshops. Cualquiera figura mínimamente mediática con buenos contactos y el trepismo galopante que caracteriza a una buena parte del profesorado, es perfectamente capaz de llevar una cátedra sin tener nada que aportar ni nada que transmitir. No hace falta haber pisado una obra jamás. No hace falta tener algo que enseñar, No hace falta un método de enseñanza.

    Este es el mayor peligro de toda nuestra sociedad. Este es el cáncer que hace que luego las cosas funcionen como funcionen.

    Es un gran error dejar la educación en manos de mafias ridículas vacías en sus contenidos y estrambóticas en sus continentes, con más vocación por sentir como 200 personas les lamen diariamente sus culos, que por motivarles a querer ser de verdad buenos arquitectos. Es un error de dimensiones descomunales, dejar que una panda de EGOLATRAS que sólo buscan convertirse en IDOLOS DE MASAS, dominen de esta manera nuestras universidades. Nuestros profesores son, por reglas generales, Coroneles Kurtz´s en potencia…. y lo único que desean es una tribu de futuros curritos gratuitos que les ría sus gracia y pregunte tonterías incomprensibles (pero que suenen muy eruditas) al final de cada una de sus conferencias.

    He cursado asignaturas en la Escuela que se las iban inventando sobre la marcha para poder justificar ante jefatura de estudios que ahí enseñaban cosas. He visto cómo tras 4 meses cursando una improvisación de “arquitectos amiguetes jugando a ser profes”, la única cosa que les interesaba era hacer un libro con el trabajo de todos los alumnos para publicarlo con sus nombres bien grandes y convertirse en “arquitectos amiguetes jugando a ser diseñadores, editores y vendedores de humo profesionales”.

    Ha habido profesores buenos… claro que sí… y son los únicos que realmente recuerdo con cariño, tanto los del colegio como los de la carrera.

    Sólo sé que si yo hubiera empezado a estudiar arquitectura en este momento de mi vida en el que soy mucho más maduro que cuando empecé la carrera… creo que no la hubiera terminado jamás…. De hecho creo que NO HUBIESE TOLERADO muchísimas de las cosas que vi cuando cursaba la carrera.

    Repito: mientras dejemos la ecuación en manos de gente como la que ahora mismo colapsa las escuelas… creo que la cosa va bastante mal…

    No hay que “jugar” a ser profes, al igual que no se puede “jugar” a ser jefes como ha ocurrido durante mucho tiempo en nuestra profesión.

    Las cosas son serias… y cuando uno se dedica a algo tiene que entregarse en cuerpo y alma… y con mucha más razón si es en el terreno de la ecuación.

    Las aulas no son púlpitos para que cuatro amigos den conferencias y se rían sus gracias… Las aulas no son una fábrica de currelas baratos… Las aulas no son mecanismos publicitarios de un determinado tipo de arquitectura… Las aulas no son instrumentos para que profesores con problemas de autoestima humillen a un alumno que no sigue sus directrices al pie de la letra… Las aulas no son un juego.

    Las aulas son el futuro de la profesión… y del mundo…

  3. Justo

    Acertado debate el que planteáis SyB. Mi enhorabuena.

    En mi opinión, el arma más poderosa que tiene y debe aprender el alumno es el dibujo. Éste es el lenguaje universal de la arquitectura y del diseño en general. El dibujo es como la partitura del músico, esos garabatos debieran estar íntimamente ligados al pensamiento abstracto y de ideación. El dibujo inicial es el resultado de una ilusión por comunicar una idea, después y sólo después llegará el análisis y la síntesis que culmina en un proyecto. Esa fase previa y que tiene que ver con el mundo de las ideas es fundamental porque de ella dependerá que la semilla del proyecto llegue a ser algo.

    El alumno de los primeros cursos de arquitectura suele ser ingenuo, permeable y frecuentemente orgulloso de su trabajo. Es aquí donde la pedagogía del profesor debiera hacerse patente. No es mi intención modelar al alumno, las referencias muchas veces son malas, ya que se imponen en el proceso previo de ideación personal.
    Muchas referencias del ciertos gurús debieran dejarse sobre la mesa. El alumno es lo suficientemente inquieto como para decantarse por unas ideas u otras y esas ideas no suelen estar en la arquitectura sino en otras múltiples disciplinas como la música, la lectura, la pintura, la escultura, la poesía, la historia, la sensibilidad, la expresión, etc…

    Cultivar el ego no es malo, pero tratar de imponerlo es muy peligroso.

  4. RIP

    … obligados por el propio espiritu de critica,trabajar sin descanso hasta encontrar la solución perfecta o una de ellas a la ecuación del momento…sin descanso … sin más premio al que aspirar que a la certeza de haber ido a la verdad de las cosas,exenta.

    …para esto,dejar descansar los bocetos en el cajon es el consejo mas valioso que conservo de la escuela.

  5. Golfo

    Sería interesante hablar de la continuidad de este proceso en la calle. Sobre todo ahora que debido a la situación, los alumnos salen a un paisaje desolador, en el que pocas veces podrán desarrollar sus habilidades, su buen saber a veces, su enorme ego, otras veces.

    La sensación de engaño respecto a la escuela es algo que se está generalizando al hablar ya en la calle.
    Los egos son somo sobras tristes de lo que nos dijeron que íbamos a ser.
    Grandes y egos de arquitectos, llenos de croquis y noches en blanco.

    Me declaro amante de esa arquitectura en minúsculas, sin ruido, hecha a fuego lento en la vieja cacerola de un trabajo honesto.

  6. Edorta

    Me pregunto ¿que sería de la arquitectura sin el «ego» de los arquitectos? Ese ego desmesurado es lo único que puede explicar el esfuerzo titánico que supone hacer Arquitectura.
    Por crear un poco de polémica…

  7. StepienyBarno

    Efectivamente, como comenta Ana, el “el profesor de proyectos debería arrancar la pasión del alumno”. Aquí está el quid de la cuestión. Si tiene obra construida de excelente calidad (o no) es secundario en función de su capacidad didáctica o docente. Es muy importante que como persona sea alguien centrado y cercano. Ni ser buen alumno es sencillo, ni ser un profesor realmente competente está al alcance de cualquiera.

    Igualmente de acuerdo estamos con Br1 en que es una pena la competencia desmedida que se produce en las aulas. Es inexplicable que sea todavía mayor que en la vida real.
    Se están haciendo las cosas al revés y se paga muy caro. La vida real es una jungla, y, cada vez, es más complicado sobrevivir en ella. Por ello, ahora, más que nunca, necesitamos que los arquitectos salgan de la escuela preparadísimos para lo que se van a encontrar fuera de ella.

    Qué sentido tiene que, como comenta Alejandro, nos engañemos con proyectos “photoshoperos” a tope. ¿No será mejor destinar el tiempo necesario a que el alumno encuentre algo que realmente le ilusione?
    Basta ya de proyectos de mentira, o que tienen que ser blanquitos a la fuerza, o retorcerse, o levitar en función del profesor de turno. Esto no es docencia, eso es querer que rindan pleitesía a la manera de ver la arquitectura de quien está encima de la tarima.

    Gracias chic@s por vuestras aportaciones. Así da gusto!!

  8. Ana E

    Muy buenas
    Soy alumna de PFC como Alejando, de la escuela de Alicante. He tenido muchos debates sobre este tema a lo largo de la carrera y me parecería un delito no participar.
    Primero dar la enhorabuena a SyB porque han tocado un tema siempre tenso.
    Segundo hablaros de un profesor de una escuela de EEUU (no en arquitectura claro) que empezaba sus clases diciendo: «Todos los alumnos matriculados en mi asignatura tienen un sobresaliente en su nota final del curso, empezamos la clase la semana que viene con los alumnos que estén interesados en la materia». Hay que ser muy valiente y muy docente para hacer esto. ¿Os lo imagináis en un curso de arquitectura?. Lo echaron de la uni, otra reflexión que ahí dejo.
    Entonces, se confunde la docencia con la profesionalidad. Parece que si una arquitecto es bueno en su profesión, entonces es buen profesor. Error, la docencia es una profesión de por sí y además difícil y requiere concentración y mucha seriedad hacia el otro. El profesor de proyectos debería arrancar la pasión del alumno, florecerla, no moldearla.
    Por otra parte provengo de una uni donde se trabaja bastante desde la ilusión del alumno(y aunque no todos los docentes son esclarecedores), muchas veces la competividad es culpa del alumno. Sea por otras asiganturas, por la sociedad en la que vivimos, por la presión familiar, por la figura del héroe, por lo que sea, pero muchas veces es así triste como lo contáis en vuestros comentarios. El compañero no es tal.
    Bueno, sólo espero que todos estos comentarios sirvan para modificar y transformar la docencia en arquitectura así como la actitud de sus alumnos.
    Muchas gracias

  9. Alejandro

    Aunque todavía soy estudiante, poco me queda para terminar el PFC (espero o no…).

    Si algo he aprendido a lo largo de estos años, y el PFC me lo está confirmando, es que un alumno necesita tiempo LIBRE con mayúsculas (o yo por lo menos), tiempo para leer, tiempo para ser autodidacta, en definitiva tiempo para madurar en aquello que le interesa. Creo que cada alumno tiene una personalidad, una experiencia de vida totalmente distinta y exclusiva, lo cual tiene una influencia en la forma de entender el mundo y al final, la arquitectura.

    En mi opinión creo que existe un afán totalmente generalizado por la producción masiva en el menor tiempo posible (proyectos en vez de una asignatura, es una carrera a contrareloj), noches sin dormir, semanas durmiendo 3 o 4 horas… Hemos asumido que la carrera de arquitectura tiene que ser así y yo digo que estamos totalmente equivocados.
    Esta falta de tiempo hace que el alumno no intente pensar, sino sobrevivir; si para aprobar con aquél hace falta hacer un fotomontaje «photoshopero» se hace. Si he encontrado este proyecto chulo en la revista, me lo fusilo, si mañana tengo que corregir obligatoriamente y no tengo tiempo, me invento algo rapidito, etc., y todo por salir de ese agujero negro que nos absorbe e intentar no quedarnos la última noche sin dormir.
    Creo que el hecho de haber comenzado el PFC hace unos meses, me está haciendo aprender como no he aprendido en estos 5 años y encima sólo (investigando sobre MIS intereses); para hacer un proyecto hay que leer lo que a UNO LE GUSTA e investigar sobre ello y para ello se necesita TIEMPO.

    En definitiva, en mi humilde opinión, un buen profesor debe saber captar los intereses del alumno, estudiar sobre ello para poder guiarlo con sensatez y finalmente dejarle tiempo para hacer un buen proyecto.
    No reflexión, no proyecto, al final da igual si tiene fotomontaje bonito o presentación de curso avanzado de diseño gráfico.

  10. aparejador cutre camino de arquitecto estrella XDDD

    Como bien dice mi nick, soy un aparejador cutre que está estudiando para ser un arquitecto estrella, y estoy de acuerdo con muchos de los comentarios que he leído en este artículo. En mi Escuela se compite demasiado y se comparte casi nada y eso es un error de base, si se compartiera demasiado y se compitiera casi nada, todo funcionaria mucho mejor (que por cierto eso es lo que pasaba en la escuela de aparejadores).
    Yo llevo 4 años tratando de luchar contra esto y es como darse contra un muro, les explico a mis compañeros que por mi experiencia laboral colaborando en muchos estudios de arquitectura, veo que los estudios colaboran mucho entre sí y en la calle no se mastica esa competencia tan férrea (por lo menos es lo que yo he visto, seguramente también haya perros de presa sueltos por ahí, pero, por suerte, no me he encontrado con ninguno).

    Por otra parte, veo una gran falta de realismo por parte de la escuela. Salvo contadas excepciones, que las hay, te venden la burra de megaproyectos icónicos y de edificios de 40 plantas para arriba. Pero cuántos te dicen que te prepares el cuerpo, que si no tienes un padrino del colon lo primero que harás como profesional será algún proyectillo de rehabilitación autonómica (y agradecido) en territorio comanche, cuántos te dicen que hay una arquitectura de subsistencia que también hay que hacer si quieres pagar las facturas y que seguramente no te satisfaga ni un poquito(a no ser que todavía estés en casa de tu mami, que como una madre no cocina nadie!!!) y cuántos te dicen que los proyectos tienen un presupuesto que normalmente hay que cumplir (si ya se que esto es más de mi parte de aparejador cutre y sí también se que también hay arquitectos con bula papal y no voy a decir nombres…. pero si apellidos CALATRAVA XDDDD).

    Con respecto al EGO, tengo compañeros que se podrían suicidar tirándose de lo alto del suyo y que les gusta demasiado escucharse y para decir una cosa se tiran horas hablando con palabras «técnicas y cultas» y de manera que no se entienden ni ellos, cuando lo mismo se puede decir en un minuto y de manera que lo entienda todo el mundo….. Así que pienso que esos acabarán publicando en el Croquis…..

    Saludos. Br1

  11. Alvaro Perez Rey

    Los referentes arquitectonicos operan de manera similar o analoga a como las leyes, principios, teoremas,etc…. lo hacen en matemáticas y física
    lo que ocurre es que hay que saber aplicar dichos teoremas, y esa es la tarea del profesor

    El otro día en la presentación de un libro Francisco Jarauta, definió la arquitectura como un «conjunto de pequeños teoremas sobre el habitar».
    El conocimiento de esos teoremas y su campo de aplicación supone la enseñanza y el aprendizaje de la arquitectura

  12. StepienyBarno

    No os falta razón ni a Andres, ni a Brj. La escuela debería ser un lugar donde el profesor demostrase su capacidad pedagógica y por supuesto que una de los principales aprendizajes de la escuela, es darse cuenta que esto no es una historia en solitario, sino algo que requiere siempre de más gente y trabajar en equipo es fundamental.

    Otra cosa es como llevas estas ideas a la práctica dentro de un mundo dominado por “el sobresalir” y quedar por encima del otro.

  13. brj

    Llego tarde, pero llego!

    Yo estoy totalmente de acuerdo con lo que decís que pasa en las aulas de la Escuela de Donosti. Supongo que pasará lo mismo en el resto de escuelas. De todas formas, la escuela también enseña a trabajar en equipo, y yo creo que ese valor es fundamental hoy en día en la labor del arquitecto. Ya no existe ese arquitecto que todo lo sabe… sino que todo el trabajo se desdoblando de tal manera que al final el resultado final dependerá de la gestióon del trabajo en equipo.

    Creo que la competitividad no ayuda en absoluto. Cuando una clase se enriquece es cuando ven lo que se hace fuera de esa aula, y se INTERCAMBIAN ideas. Las críticas poco constructivas por parte de un arquitecto, aparte de no servir para nada, dicen muy poco a favor del arquitecto. Creo que de todas las propuestas se puden sacar cosas positivas y cosas negativas.

    (espero no haber llegado demasiado tarde)

    un saludo a tod@s

  14. Andrés

    Hola: pienso que la pedagogía es una cuestión olvidada, sino denostada en los departamentos de proyectos; y, curiosamente es lo más importante, lo que dilapida o levanta vocaciones. Por eso no puedo estar más de acuerdo con Brujini diciendo «en las escuelas de arquitectura hay muchísimo arquitecto profesor de proyectos sin ninguna pero ninguna vocación docente». Saludos, A.

  15. StepienyBarno

    Estudio, servicio, capacidad de entusiasmar, práctica docente, vocación y conocimientos sobre pedagogía son, como bien apunta Santiago, requisitos básicos que deberíamos exigir en nuestras escuelas. Y en una sola frase se define muy bien lo que debiera ser un buen profesor, ya sea de arquitectura o de cualquier otra disciplina.

    Por otro lado, no estamos de acuerdo con TOKI, en que estemos proponiendo una academia de arquitectura, una especie de Bauhaus, sino que la línea argumental de esta entrada y las de las de los próximos lunes irán enfocadas a tratar diversos aspectos de la enseñanza en las escuelas de arquitectura.
    En lo que sí que estamos de acuerdo es en esa condición básica del disfrute de la que habla TOKI. Además estamos seguros que a pesar de ser “un novato” en la docencia, tanto tú como Amaya, hacéis disfrutar a vuestros alumnos al cien por cien. Contagiar ilusión por la arquitectura está por encima de todo.

    La frasecita que nos rescata JMER73 de “Aquí estamos para salir en el croquis”, es de lo más triste que te puedas echar a la cara, pero no dista mucho de la realidad que nos pone encima de la mesa Ricardo y esos alumnos que van avanzando en la carrera a base de puro espectáculo.

    Siguiendo este hilo, a pesar de que entendemos lo que Daniel intenta explicar, es complicado encontrar en los arquitectos de renombre un discurso coherente con una obra construida reciente que no se haya vendido al espectáculo mediático.

    Cierto es que arquitectos que construyen hitos o edificios icónicos – para bien o para mal – los hay y los va a seguir habiendo y no todos estos arquitectos del “star-system” son igual de “cuentistas”. De todas formas nosotros pensamos que hay una “segunda fila” de arquitectos sensatos – Antonio Jiménez Torrecillas, Carlos Puente, Carles Muro … – que no tienen mucho gancho mediático, pero que seguro que de ellos todos podemos aprender muchísimo.
    De hecho una de las principales razones del nacimiento de este blog, fue la idea de entrevistar a arquitectos que no eran tan visibles en la prensa especializada pero que tienen muchísimo que decir y además con una coherencia y sensatez muy por encima de los supuestamente arquitectos de relumbrón.

  16. CCAD – Daniel Moyano

    Voy a comentar un par de aspectos:
    El más importante es que como bien dice Brijuni y ya hemos apuntado en otras ocasiones, la falta de referentes docentes en las Universidades (no sólo en las Escuelas de Arquitectura) es, a mi modo de ver, un síntoma evidente de una decadencia social preocupante. Y un problema muy serio.

    Por otro lado quería advertir que noto desde hace un tiempo (en este y otros blogs) una especie de aversión hacia el «star-system» que raya lo paranoico.

    Y me explico, no me malinterpretéis: Hay de todo, como en botica. Pero a veces me da la impresión de que el hecho de que un arquitecto X sea famoso ya hace que muchos se posicionen en contra, solo porque es famoso (una actitud muy española, por cierto), y no se entra a analizar en profundidad su arquitectura: vemos la foto, no nos gusta, y pasamos al siguiente artículo.

    No es justo que no se conozca a muchos buenos arquitectos, pero tampoco es justo criticar por criticar. No digo que aquí se haga esto, pero sí denoto un rehuir de ciertas arquitecturas (lo cual es legítimo, sólo faltaba) que a veces se convierte en crítica fácil.

    Insisto, hay de todo. Y tener como referencia a Zaha en la escuela, no creo que sea algo malo «per se». Dáis por hecho que se admira el carácter de famoso de Zaha y no su calidad como arquitecto (la cual yo tampoco aseguro, no me vayáis a malinterpretar…) y eso me parece mucho asegurar, no sé si me explico…
    Habría que hablar con algún alumno para ver qué nos dice, pero yo, desde luego, nunca he ido a la biblioteca de la Escuela a buscar algo de algún arquitecto porque quisiera alcanzar su fama…

    En cualquier caso, gracias una vez más por obligarnos a pensar un rato.

  17. Ricardo

    Es un tema este delicado. Lo primero es que para obtener resultados de un alumno se necesita, mínimo, un docente que, al menos, se interese en dar su asignatura. Entiendo eso como un punto de exigencia básico, y a partir de ahí todo lo que salga será mejor. Está claro, y comprobado por mí mismo, que si un docente se implica, los resultados y respuestas de la clase mejoran notalemente, ya sea acudiendo multitudinariamente a las correcciones o presentando buenos proyectos.

    Otra cosa es que el alumno, basándose en estos héroes y vanguardia (algunos más que otros) de la arquitectura, haga de la imagen y del fotomontaje en sí un proyecto. Me estoy refiriendo a que, basándose en el magnífico y tergiversador programa Photoshop, se vendan proyectos irrealizables que luego se premien con buenas calificaciones, sólo porque la presentación y la fuerza del montaje son apabullantes.

    No desmerezco el poder de atracción de la imagen y de la complementariedad que esta aporta a los proyectos, para llamar la atención de público y jurado. Ni tampoco la necesidad de «ruido» y variedad que debe haber en las escuelas. Pero sólo eso, complementariedad, que no proyecto en sí. Porque si vemos que vendiendo irrealidades vamos avanzando de proyecto en proyecto, aprobando (descubrir en el fotomontaje y en este programa un filón) y al final terminamos la carrera…¿qué harán esos vendedores de humo en la vida real?

    El ego creo que en esta carrera tiene varios elementos que lo potencian, y hasta altas cotas, pero pienso que en última instancia queda a merced del alumno el dejarlo salir o tenerlo sólo para momentos donde sea necesario.

  18. JMER73

    No se trata de negar la equivocacion, el error, la diversion o la capacidad del alumno para decidir, cosas en las que creo profundamente.

    El problema en mi caso es que no estoy muy seguro de si esa posibilidad de eleccion que comenta Toki es libre al 100% o está afectada por la informacion recibida en las escuelas, en muchos casos (lamento generalizar, se que no es justo en ningun caso, y en este menos aun) bastante reduccionista y sesgada.

    La frase «Aqui estamos para salir en el croquis» es tan real como la vida misma. Como lo es el hecho de que hace años, habiendo preguntado en proyectos de 6º (OJO de SEXTO) si no habría que hacerle unos números a unos costes se me respondio que «Eso es de aparejador cutre». Despues uno lee cosas como las de Metropol-Parasol o el Campus de la Ciudad de la Justicia en Madrid y es imposible extrañarse. Es lo que hay.

    Por supuesto se que todo esto es gradual. Que no es lo mismo ser alumno de primero que de sexto etc, etc.

    Sin embargo, como decia el siempre sensato BLDGBLOG, no se trata de que no te enseñen a experimentar, a soñar, a imaginar y desmadrarse (Dicho sea en el buen sentido) cosas todas fundamentales y básicas. Se trata de que si eso es lo UNICO que se te enseña (Y yo añado: y el resto ademas es «malo, malisimo, reaccionario o de aparejador cutre»), vamos muy mal.

  19. TOKI

    Lo que proponéis se parece a una «academia de arquitectura» y no creo que el entorno universitario necesite de academias. El «ruido» que provocan los alumnos de arquitectura es necesaria. Cada alumno será el que más tarde ordene de una manera u otra «todo el ruido» que haya producido durante la carrera. Si hay una condición básica para el aprendizaje es el disfrute.. y si la enseñanza de la arquitectura se encorseta en caminos estancos desaparece el disfrute, desaparece el aprendizaje del error, etc..

    Se nos olvida que son adultos! que son capaces de elegir entre fuegos de artificio y compromiso social… necesitan probar todos los posibles ingredientes que tiene la arquitectura para tomar sus decisiones, decisiones personales y no dirigidas… lo dice un novato de la docencia…

  20. S. DE MOLINA

    Muchos de los problemas de los que hablais radican en parte en que se olvida que el docente es un oficio que requiere estudio y práctica en el asunto que se pretenda enseñar.
    Por otro, que son necesarios unos conocimientos o al menos una tremenda intuición sobre pedagogía (que no se imparte como asignatura en ninguna escuela de arquitectura que yo sepa). Creo que nadie que no le interese la pedagogía debiera pisar un aula. Lo digo abiertamente.

    Afortunadamente muchas veces se suple esa carencia con una vocación inquebrantable.
    Es un lugar común que la arquitectura no se enseña sino que se aprende. Y dicho esto, es evidente que la docencia es un lugar donde los egos se ponen sobre la mesa de una manera sorprendente, al menos para aun oficio que es en realidad bien humilde, porque es de puro servicio, de pura generosidad.

    Se que el buen profesor apenas ayuda al buen alumno. Lo mejor que puede hacer con él es no entorpecerle. La tarea del profesor está en el resto, a los que hay que despertar. Con ellos es tarea el entusiamo y el escepticismo.
    Entusiamo porque es un oficio mucho más duro que la carrera. Escepticismo porque aprender a ver el mundo con ojos nuevos es una responsabilidad.

    Yo debo mcuha gratitud a los lugares y con ellos a los docentes, que mal que bien hacen que estemos hablando, cada cual con su nivel de entusiasmo, de la arquitectura.

    Me gusta el tema. Siento no discutir. Esa es mi aportación.

  21. StepienyBarno

    Nos alegra que algunas universidades como la de Sevilla (que nos cuenta Arknex), el tema no sea tan terrible como nosotros lo pintamos. La verdad es, que es cierto que a veces generalizamos demasiado y eso tampoco es bueno.

    Aun así, seguimos apostando por dar nuestra visión de lo vemos en muchas las escuelas, y que va muy en la línea de lo que comenta Brijuni. Ahí está el gran problema, muchos docentes no lo son porque didácticamente sean muy buenos, o porque tengan una verdadera vocación, sino por otros motivos más bien dudosos.
    Por ello se agradecen enormemente los profesores (que los hay y muy buenos) que le echan ilusión al asunto y que apuestan por esta “arquitectura en minúsculas”, alejándose del mundo mediático.

    Así que estamos con Hans, en que hay que avanzar para vencer nuestros egos, e intentar hacer algo decente en este complicado mundo de la arquitectura. Y si somos capaces, como apuntan desde Maushaus, de ir por nuestro camino sin depender mucho de lo que nos digan que está bien o mal, pues es ya un éxito seguro!

    Y por último, pero no menos importante, es lo que comentan los brijuni de esa elección “de alumnos brillantes” por parte del profesorado. Quizás esto nosotros no lo hemos visto tan de cerca, y sea cosa de universidades más grandes, pero desde luego es algo que clama al cielo. No necesitamos una elite que haga el 5% de la arquitectura, sino que necesitamos muchísimos buenos arquitectos que hagan arquitectura humana, sensata y honesta.

  22. brijuni

    Nosotros pensamos que el problema, fundamentalmente, es que en las escuelas de arquitectura hay muchísimo arquitecto profesor de proyectos sin ninguna pero ninguna vocación docente. Esto es, que está ahí por una de las siguientes razones, o por ambas: prestigio y sueldo fijo.

    Luego está la dichosa competencia entre profesores de la misma unidad por decir la palabra más ingeniosa, la referencia menos reconocible, criticar lo que a todo el mundo le parece que está bien y defender lo indefendible, sólo por seguir alimentando la fama de raro, especial o interesantes.

    No se enseña a alumnos, arquitectos en potencia, sino que se escoge a las especies más geniales y se desecha al resto. Más de un profesor lo ha dicho explícitamente. Parece que no se puede ser arquitecto, un profesional honesto, recto, eficiente, serio, si no se es un genio de los proyectos, y no debería ser así.

  23. maushaus

    homaggio,tributo e riconoscimento!
    La cosa es que muy poc@s de entre las modelos son top_models! las que tienen una hermosura de piernas y anuncian panties permanecen sin rostro para nosotros, for ever! Y aquí es donde aparece la ley de la escasez, como motor de estas conductas que comentáis!
    Por ejemplo vuestro blogroll, si sales en él es que parecerá que estás rebuen@, dado que lo llamáis «de interés», ley de escasez!! si existe abundancia no resulta interesante el tema; pues mira a veces prefiero pensar que estoy todo bueno y que tengo un tipo arquitectónico estupendo sin que me lo tengan que decir, aunque a nadie le amargue un dulce, jul,jurl!

    seguir así que estáis todo majos!!!

  24. hans brinker

    Cierto es lo que contáis, pero luego también es verdad que uno va creciendo y aprendiendo a mirar un poco mas allá de esos egos con los que se ha encontrado y a buscar más referencias diferentes y no tan «usadas». La diferencia entre los que se quedan en su ego y los que avanzan más allá me temo es la que marca también, como en la escuela, la diferencia entre unos y otros.

  25. ArkneX

    Pues hombre, hay de todo, al igual que hay arquitectos buenos y malos, hay buenos y malos profesores y también buenos y malos alumnos. En la escuela de arquitectura de Sevilla por lo general te enseñan a tener tu propio criterio y si en algún momento se han puesto ejemplos de arquitectos, normalmente no han sido los más conocidos de la actualidad social (aunque hay excepciones) sino aquellos de los que podríamos aprender más. Es cierto eso de que se fomenta en exceso la competitividad, pero no solo a nivel de escuelas de arquitectura, sino a todos los niveles. Esto no es algo que fomente la convivencia en grupo y el respeto por el trabajo de otros, y creo que es algo negativo.

    Depende de cada cual la línea a seguir, no está de más tener referentes pero sobre todo, hay que llegar a tener una visión propia de las cosas aunque muchos se empeñen en que ya está todo inventado. Es cierto que nuestro trabajo debe surgir desde la humildad si no queremos que otros profesionales nos coman el terreno. Bajo mi punto de vista, cualquier tipo de construcción merece mi respeto.

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